El líder ruso, acusado de crímenes de guerra, ahora tiene en su punto de mira a los jueces de la Corte Penal Internacional.
La Corte Penal Internacional (CPI) y Rusia parecen protagonizar el último drama de tensiones internacionales. El escenario: Rusia ha añadido a Piotr Hofmanski, el presidente de la CPI, a su lista de «personas más buscadas». Sin entrar en muchos detalles, se menciona que es «en el marco de una investigación penal», según informan agencias estatales. Pero, la trama se complica: Luz del Carmen Ibáñez, vicepresidenta de la CPI, y Bertram Schmitt, juez de la misma, también están en el punto de mira.
Recordando episodios pasados, la CPI en mayo ya buscaba a Karim Ahmad Khan, su fiscal. El punto de inflexión fue en marzo, cuando la CPI emitió una orden de arresto contra Vladimir Putin, acusándolo de ser «presunto responsable» en la deportación ilegal de niños de zonas ocupadas en Ucrania a Rusia. En palabras de la CPI, esto supone un «crimen de guerra».
Putin no se ha quedado callado ante esto. «El Kremlin aseguró que no reconoce la jurisdicción del tribunal y considera ‘nula jurídicamente’ la orden de arresto contra el jefe del Estado ruso». A esto se suma el Comité de Instrucción de Rusia, que argumenta que la persecución penal contra Putin es «deliberadamente ilegal».
Serguéi Lavrov, ministro de Exteriores ruso, ha pedido pruebas a la ONU sobre las acusaciones de secuestro de niños ucranianos. Y aunque Rusia no está en la CPI, Putin ha evitado salir al extranjero este año. Aunque parece que hay un viaje programado a China en octubre, país que no tiene vínculos con el Estatuto de Roma, fundamento de la CPI.