En medio de las tensiones entre Rusia y Ucrania, Turquía juega un papel estratégico en el ajedrez geopolítico de la OTAN.
El escenario bélico en Ucrania acaba de intensificarse con las recientes declaraciones del portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov. Tras la llegada de los tanques estadounidenses M1 Abrams a tierras ucranianas, Peskov advirtió que estos vehículos «arderán» tal y como ha sucedido con otros armamentos extranjeros utilizados por Ucrania.
«Los tanques Abrams son un arma muy seria», dijo Peskov, «pero recuerden que el presidente (Vladimir Putin) dijo que otros tanques de fabricación extranjera arderán fácilmente. Estos también arderán».
Mientras tanto, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, expresó su agradecimiento por el suministro, mencionando en Telegram que los Abrams «ya están en Ucrania y listos para reforzar nuestras brigadas».
Los recientes eventos se intensifican en el contexto de la visita de Zelenski a Estados Unidos y las promesas del secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, sobre el envío de los tanques.
Mientras tanto, en otro teatro geopolítico, Turquía se encuentra en una posición clave en relación con la OTAN y Suecia. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, mencionó que su país respaldaría la candidatura de Suecia a la OTAN si Estados Unidos procede con la entrega de aviones de combate F-16 a Turquía.
«Hay países, entre ellos Estados Unidos y Canadá, que hacen a Suecia depender de los F-16», señaló Erdogan, subrayando que, al igual que Estados Unidos tiene un Congreso, «Turquía también tiene un Parlamento», que decidirá sobre la adhesión de Suecia a la Alianza.