Entre promesas y realidades: Biden y el dilema del muro fronterizo

BIDEN

A pesar de sus promesas electorales, el presidente Biden se enfrenta a la necesidad legal de continuar la construcción del controvertido muro fronterizo.

En un giro de acontecimientos que ha sorprendido a muchos, el presidente de EE.UU., Joe Biden, admite que está legalmente obligado a continuar la construcción del muro fronterizo, una medida que ha atraído una condena inmediata de México y ha despertado preocupaciones en torno a la flexibilidad de sus promesas de campaña.

Un cambio inesperado

A pesar de prometer durante su campaña que “no se haría ni un pie más” del muro, un aviso publicado en el Registro Federal ha revelado planes para continuar la construcción en Texas. Alejandro Mayorkas, secretario de Seguridad Nacional, citó la «necesidad aguda e inmediata de construir barreras físicas y caminos en las cercanías de la frontera».

Un problema persistente

Con 232.972 encuentros registrados en la frontera suroeste en agosto, la cuestión de la seguridad fronteriza sigue siendo un tema candente. La mayoría de los migrantes proceden de países como México, El Salvador, Guatemala y Honduras.

Reacción rápida

El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, fue rápido en expresar su desaprobación. «Esta autorización para la construcción del muro es un paso atrás», afirmó, subrayando la necesidad de abordar las causas fundamentales de la migración en lugar de erigir barreras físicas.

Un dilema legal

Biden, enfrentando preguntas difíciles, explicó que los fondos para la construcción del muro habían sido asignados por la administración anterior y que estaba legalmente obligado a usarlos para ese propósito. “Traté de que se lo reapropiaran, que redirigieran ese dinero. No lo hicieron. Y mientras tanto, no hay nada bajo la ley más que tener que usar el dinero para lo que se apropió. No puedo detener eso”, declaró el presidente.

Un debate sin fin

Cuando se le preguntó si creía en la eficacia del muro fronterizo, Biden fue categórico: “No”. Este conflicto entre la obligación legal y la convicción personal destaca la continua complejidad y controversia que rodea a la política fronteriza de EE. UU., un tema que probablemente seguirá siendo un punto de discusión álgido en los próximos años.

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