El asedio total a Gaza: Entre la defensa y la crisis humanitaria

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El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, intensifica las medidas mientras el conflicto con Gaza arde; millones quedan atrapados en el cruce de fuego y la desesperación.

La Franja de Gaza está bajo un «completo asedio», palabras del ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, quien ha ordenado el bloqueo total del territorio palestino, exacerbando las tensiones en un conflicto que ya es volátil. “Sin electricidad, comida, agua, combustible… está todo cerrado”, declaró Gallant, mientras los ataques aéreos iluminan el cielo de Gaza.

Un enclave superpoblado de 2,3 millones de personas se encuentra en el epicentro de un conflicto que ha visto a Israel declararse en estado de guerra, respondiendo a un ataque múltiple de Hamas que sacudió al país con el lanzamiento de miles de cohetes e incursiones terrestres.

“Estamos luchando contra animales y actuamos en consecuencia”, afirmó Gallant. Estas palabras, cargadas de intensidad, reflejan la gravedad de un conflicto que ha dejado a cientos de personas muertas en ambos lados y ha precipitado una emergencia humanitaria.

El último ataque de Hamas ha desencadenado una respuesta israelí de proporciones devastadoras. En el sur de Israel, la incursión de milicianos en suelo israelí ha dejado un rastro de muerte y secuestros. La respuesta militar israelí ha sido igualmente brutal, con ataques aéreos que han causado la muerte de cientos en la Franja de Gaza.

El contraalmirante Daniel Hagari, principal vocero del ejército, aseguró que Israel tenía el “control” de sus poblaciones fronterizas. “Se han producido algunos incidentes aislados”, señaló, indicando un momento de relativa calma pero manteniendo la cautela ante posibles milicianos aún presentes en la zona.

En un conflicto donde la retórica inflamatoria y la acción militar parecen interminables, la población civil queda atrapada en medio. Las declaraciones de Gallant han causado alarma, con la Franja de Gaza, ya afectada por años de bloqueo, enfrentando ahora una asfixia total.

Los combates han eclipsado los llamados a la paz y la moderación. Con cada cohetazo y ataque aéreo, las esperanzas de una resolución pacífica parecen alejarse aún más. El mundo observa, un testigo impotente de una tragedia que se desarrolla en tiempo real, esperando, rezando por una intervención que pueda detener el derramamiento de sangre y abrir un camino hacia la paz duradera.

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