Cuestionando la libertad de expresión o priorizando la seguridad, Berlín cancela concentraciones pro-Palestina.
Berlín, la ciudad conocida por su rica historia y tolerancia, se encuentra en el centro de un torbellino de debate y controversia. Este martes, la policía de la capital alemana anunció la prohibición de dos actos de apoyo a Palestina, citando un «peligro para la seguridad y el orden públicos». Un comunicado que resuena con un eco de tensiones no solo locales, sino globales.
Las concentraciones, que estaban programadas para tener lugar en la céntrica Plaza de París, se vieron obstaculizadas por el manto de la precaución. «La situación actual en Oriente Próximo» y «los acontecimientos en Berlín del pasado fin de semana» fueron las razones dadas, una referencia al acto de la organización «Samidoun» que se llevó a cabo en apoyo a los presos palestinos.
La polémica se avivó cuando durante el evento, los participantes repartieron dulces, un acto interpretado como una celebración del ataque de Hamás contra Israel. Un gesto que no pasó desapercibido y fue condenado por una amplia franja del arco parlamentario alemán, con la notable excepción de la ultraderecha y del partido La Izquierda.
Pero, como en cualquier historia, hay dos caras. La organización propalestina denunció el uso de violencia por parte de la policía para disolver la concentración previamente autorizada, resultando en varios manifestantes heridos.
En esta danza de acusaciones y prohibiciones, Berlín se transforma en un escenario donde se reflejan las tensiones globales. Un lugar donde las voces se elevan, pero también se silencian, en un intento de equilibrar la libertad de expresión con la necesidad imperante de seguridad.