Mientras Ucrania admite un estancamiento, Rusia insiste en alcanzar todos sus objetivos. La tensión y estrategia de ambos lados en la contienda continúan siendo el foco de atención internacional.
La admisión del comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, Valeri Zaluzhni, sobre un posible estancamiento en el conflicto armado con Rusia ha generado preocupación y análisis en la comunidad internacional. En un artículo del semanario británico The Economist, Zaluzhni describió el conflicto como una gradual transformación hacia una «guerra de posiciones».
Contrario a este análisis, el Kremlin, a través de su portavoz Dmitri Peskov, aseguró que Rusia continuará con su operación militar especial hasta alcanzar todos sus objetivos establecidos. Moscú insiste en que Kiev debe entender que no puede superar a Rusia militarmente.
El estancamiento descrito por Zaluzhni podría ser beneficioso para Moscú, que busca reconstruir y fortalecer su poderío militar. Esto ha generado alertas en el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), que advierte sobre la importancia de que Occidente no disminuya su ayuda a Ucrania.
A pesar de los desafíos, Zaluzhni destaca que las tropas ucranianas han avanzado, aunque sea modestamente, y recalca el intento fallido de Rusia de tomar la ciudad de Bajmut. Sin embargo, también admite haber subestimado a Rusia, aludiendo a las significativas pérdidas humanas del país sin que detengan el conflicto.
La situación actual requiere innovación y estrategia, y Zaluzhni enfatiza la necesidad de un cambio en la dinámica del conflicto, evocando la invención de la pólvora como una herramienta que cambió el curso de la guerra.
El conflicto Ucrania-Rusia sigue siendo un punto crítico en las relaciones internacionales, con ambos lados luchando por sus objetivos mientras el mundo observa atentamente.