Manuel Marrero visita Pekín para reafirmar la amistad y cooperación con el gigante asiático ante desafíos comunes.
El dictador chino, Xi Jinping, abrió las puertas de Pekín al primer ministro cubano, Manuel Marrero. Este encuentro de camaradería y estrategia política recalca la unión entre dos naciones que han tejido una red de apoyo mutuo a lo largo de los años, enfrentando juntos los retos que impone un orden global cambiante.
«China y Cuba son buenos amigos, buenos camaradas y buenos hermanos», destacó Xi durante la reunión, enfatizando la trayectoria compartida en la construcción socialista y el apoyo mutuo en temas de soberanía y dignidad nacional.
Marrero, por su lado, no escatimó en elogios hacia los logros del gigante asiático y el liderazgo del Partido Comunista de China, agradeciendo la ayuda de China para «superar las dificultades y desarrollar el socialismo», y reafirmó su compromiso de fortalecer la unidad y cooperación.
Los términos «hegemonismo» e «intimidaciones» se hicieron eco en las palabras de Marrero, quien se mostró dispuesto a coordinarse con Pekín en los «asuntos internacionales y regionales», defendiendo así la justicia internacional. Estas declaraciones se inscriben en un contexto de tensiones geopolíticas, donde Cuba y China se presentan como baluartes de un frente común.
La visita se engalana con la firma de acuerdos de cooperación bilateral, cuyos detalles aún no han sido revelados, pero que prometen ampliar el alcance de esta alianza.
El encuentro en Pekín se suma a la agenda de estrechamiento de lazos que Cuba lleva adelante con sus aliados internacionales, buscando fortalecer su posición ante desafíos económicos y políticos.