Organizaciones civiles y ACNUR reportan un incremento significativo en el número de migrantes que entran a México por la frontera sur.
Luis Rey García Villagrán, coordinador del Centro de Dignificación Humana, informó a la agencia EFE que al menos 40.000 migrantes han cruzado el río Suchiate, frontera natural entre México y Centroamérica, en la última ola migratoria de agosto a octubre.
Este fenómeno migratorio ha sido confirmado por Manuel Nucamendi Pulido, representante de la Oficina de Terreno de ACNUR en Tapachula, quien añadió que en solo dos meses, la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) registró 60.000 personas en su sistema de prerregistro en la ciudad fronteriza con Guatemala.
La situación es reflejo de un flujo migratorio considerado «sin precedentes» por la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), y ha incluido un pico de hasta 6.000 migrantes diarios llegando a la frontera sur de México, según lo expresado por el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador.
A pesar de una reducción del 11% reportada por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) de Estados Unidos en la detención de indocumentados en la frontera con México, se anticipa una nueva oleada de migrantes para diciembre, especialmente desde la región del Darién.
Entre los migrantes recién llegados a Tapachula se encuentra Darío Darwin Angola, un venezolano que huyó de la crisis en su país y atravesó la peligrosa selva del Darién. Él y otros compatriotas enfrentan desafíos como el robo y el secuestro, mientras buscan apoyo para continuar su viaje hacia Estados Unidos.
Este incremento en la migración ha llevado a muchos a cruzar por pasos informales como el «Coyote», convirtiéndose en un punto crítico para el ingreso de migrantes que buscan escapar de la inseguridad y la violencia en sus países de origen.
La comunidad internacional sigue de cerca esta situación, que pone en relieve la necesidad de respuestas coordinadas y humanitarias a la crisis migratoria en la región.