El letrado Pau Molins, representante de Shakira, cuestiona el costo del «enamoramiento» de la cantante y el sistema fiscal catalán tras acuerdo con la Fiscalía.
La superestrella global Shakira ha cerrado un capítulo legal tumultuoso con la Fiscalía española, admitiendo seis delitos fiscales entre 2012 y 2014, y acordando pagar una multa de 7.3 millones de euros más una penalidad adicional para eludir la prisión.
Este desenlace viene 24 horas después de haber llegado a un acuerdo de conformidad, lo que ha encendido un debate más amplio sobre el sistema fiscal y las relaciones personales y sus costos.
En una entrevista concedida a RAC 1, Pau Molins, abogado de la cantante colombiana, ha apuntado su dedo crítico no solo hacia el excompañero sentimental de Shakira, Gerard Piqué, sino también hacia las desigualdades del sistema impositivo catalán.
«El enamoramiento de Shakira le ha costado 120 millones de euros», exclamó Molins, sugiriendo que si el afecto de la artista hubiera recaído en otra figura fuera de Cataluña, como el también futbolista español Sergio Ramos, tal vez las repercusiones financieras habrían sido menores.
El abogado argumentó que la estancia de Shakira en Barcelona, durante su relación con el exfutbolista del Barça, ha tenido un alto precio, y criticó la disparidad en las leyes fiscales entre Cataluña y Madrid, que pueden tener consecuencias tan diversas como la prisión o la libertad por la misma conducta fiscal.
A pesar de aceptar su culpabilidad como parte del acuerdo con la Fiscalía, Molins insiste en la inocencia de Shakira, subrayando la complejidad de determinar dónde deben pagar sus impuestos los artistas que trabajan a nivel mundial. Este punto se ilustra con el ejemplo de la gira mundial de Shakira en 2011, durante la cual visitó 74 países, planteando la pregunta de dónde establece uno su residencia fiscal en tales circunstancias.
El acuerdo de conformidad, según Molins, no fue su estrategia preferida. El abogado expresó su deseo de ir a juicio, convencido de la posibilidad de una victoria legal. Sin embargo, la decisión final estuvo marcada por «la voluntad» de Shakira, quien priorizó el bienestar de sus hijos y su deseo de dejar atrás este episodio en España.
Este caso resalta el intrincado entrelazado de amor, leyes y finanzas, y pone en relieve las complejas decisiones que deben tomar las figuras públicas frente a la legislación fiscal y sus implicaciones personales y profesionales. Mientras Shakira busca pasar página, el debate sobre la equidad y la coherencia del sistema fiscal sigue vigente, con voces como la de Molins que continuarán cuestionando y buscando reformas.