El líder de la Alianza del Lápiz propone sobrevuelos cerca de Guyana como medida de afirmación de la soberanía venezolana.
En un mundo donde las palabras vuelan pero los actos pesan, Antonio Ecarri, presidente de la Alianza del Lápiz, ha dejado claro que, de tener la batuta del Estado, las alas de los aviones militares venezolanos estarían ya surcando cielos con mensajes de soberanía.
En un gesto de defensa territorial que asegura no busca el estruendo de la guerra sino el eco de la firmeza, Ecarri propone sobrevuelos cerca de la capital guyanesa, Georgetown.
“Yo hace rato hubiese ordenado, como Comandante en Jefe (de la FANB), sobrevolar y romper la barrera del sonido muy cerca de Georgetown para que sepan que Venezuela se respeta”, expresó Ecarri.
Ecarri dice que no habla de combate, sino de presencia; no de conflicto, sino de afirmación. Las zonas petroleras en el mar del Esequibo serían el lienzo sobre el cual los sukhoi venezolanos dibujarían rutas de soberanía, un recordatorio de que la defensa del territorio va más allá de la diplomacia y entra en el terreno de la acción. “¿Para qué son las fuerzas militares, para vender pollo? Son para hacer respetar la integridad del territorio”, agrega con una mezcla de sarcasmo y seriedad.
La mirada de Ecarri se extiende más allá de las fronteras, advirtiendo a las potencias globales que un conflicto en América Latina repercutiría en el escenario mundial, especialmente en el mercado petrolero, con la misma fuerza que un temblor en Ucrania o el Medio Oriente.
Con el referendo del 3 de diciembre en el horizonte, Ecarri ve en la urnas una oportunidad para que la voz del pueblo venezolano se levante no solo en las calles sino también en el vasto cielo del Esequibo, reivindicando su Delta del Orinoco y su Fachada Atlántica.