Operación de inteligencia culmina con la baja de un alto mando de Hamás y promete un breve respiro en medio del conflicto.
En el tablero de ajedrez que es el conflicto israelí-palestino, una pieza ha sido retirada del juego. Las Fuerzas de Defensa de Israel han confirmado que Amar Abu Jalalah, descrito como el líder de la brigada naval de Hamas en Khan Yunis, y otro combatiente han sido «neutralizados» en una reciente operación. Esta acción no es un hecho aislado, sino el resultado de una estrategia que implica a las agencias de inteligencia Shin Bet y Aman, y que contó con el apoyo de aviones de combate.
La eliminación de Abu Jalalah, quien supuestamente estuvo detrás de intentos de infiltración por vía marítima desde el 7 de octubre, parece ser un golpe calculado y un mensaje claro en el lenguaje de la guerra que Israel y Hamás han estado hablando durante años. «En casi cuatro semanas de la operación terrestre hemos tomado control de los principales bastiones de Hamas en el norte de la Franja de Gaza», expresó Roni Kaplan, vocero de las FDI, reflejando la determinación de Israel en sus operativos militares.
Sin embargo, este capítulo bélico está a punto de experimentar una pausa. Una tregua, negociada con la mediación de Egipto y Qatar, está en el horizonte. Israel se compromete a cesar temporalmente los combates para facilitar la liberación de un grupo de rehenes, marcando un período en el que se espera que unos 50 cautivos sean trasladados a través del paso de Rafah, y al mismo tiempo, se liberarán aproximadamente 150 presos palestinos.
Este alto al fuego es un recordatorio de la perpetua tensión entre la defensa y la diplomacia. «No dudaremos en tomar ninguna medida», afirmó el ministro de Defensa Yoav Gallant, dejando entrever que, a pesar de la tregua, la segunda fase de la contraofensiva israelí ya está en marcha, con la mira puesta en la eliminación total de las amenazas percibidas.