Wenheng “Thomas” Zhao, suboficial de la marina estadounidense, sentenciado por filtrar secretos militares a China.
La traición y el espionaje internacional han tomado un nuevo giro con la reciente condena del suboficial Wenheng “Thomas” Zhao. Zhao, de 26 años, se ha declarado culpable de conspiración y de recibir sobornos, un caso que resalta la complejidad y los riesgos de la seguridad nacional en la actual era de la información.
En octubre pasado, Zhao admitió haber filtrado información clasificada a su contacto en China, incluyendo planes de ejercicios militares en la región del Indo-Pacífico y planos de un sistema de radar de una base en Okinawa. Esta acción no solo viola su juramento de lealtad a los Estados Unidos, sino que también pone en riesgo la estabilidad y la seguridad de operaciones militares clave.
Larissa Knapp, subdirectora ejecutiva de la Subdivisión de Seguridad Nacional del FBI, expresó su condena a las acciones de Zhao: “Zhao decidió traicionar el juramento que hizo a nuestro país y poner en peligro a otros”. Esta sentencia, según Knapp, demuestra la firmeza de los Estados Unidos frente a los intentos de espionaje por parte de China.
Por otro lado, la portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores chino, Mao Ning, rechazó estas acusaciones, calificándolas de «información falsa» y aseguró que China tomará medidas para proteger su seguridad nacional. Este intercambio de acusaciones no hace más que tensar las ya complicadas relaciones entre Washington y Beijing.
El director del FBI, Christopher Wray, advirtió que el espionaje económico de China se ha vuelto “más descarado y dañino que nunca”, un reflejo de cómo bajo el régimen de Xi Jinping, China ha intensificado sus esfuerzos de espionaje. Los servicios de inteligencia chinos, a diferencia de sus contrapartes occidentales, no están sujetos a controles democráticos, lo que complica aún más la situación.