El gobierno de EE. UU. desestima las afirmaciones de Maduro sobre supuestos atentados apoyados por agencias estadounidenses.
La Casa Blanca respondió a las recientes acusaciones del presidente venezolano, Nicolás Maduro, quien afirmó que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y la Agencia de Control de Drogas (DEA) de Estados Unidos estuvieron involucradas en supuestos atentados contra funcionarios del madurismo.
Durante una rueda de prensa, la portavoz del gobierno de Joe Biden, Karine Jean-Pierre, abordó estas denuncias, subrayando su incredulidad ante tales afirmaciones.
«No he visto esas acusaciones. Obviamente, suena un poco, bueno, ni siquiera un poco. Simplemente no parece creíble. Voy a dejarlo», manifestó Jean-Pierre ante los periodistas. Esta declaración se produce tras el anuncio de la detención de 31 militares y civiles en Venezuela, acusados de estar involucrados en «cinco planes conspirativos» que, según el fiscal general Tarek William Saab, tenían como objetivo crear violencia y asesinar al presidente Maduro y al gobernador del estado Táchira, Freddy Bernal.
La posición de la Casa Blanca añade un nuevo capítulo a la ya tensa relación entre Estados Unidos y Venezuela. La respuesta de Jean-Pierre, indicando desconocimiento y escepticismo sobre las acusaciones, parece reflejar una postura firme del gobierno de Biden frente a los reclamos de Maduro.
Este intercambio de acusaciones y desmentidos no es nuevo en el escenario político entre ambos países. Históricamente, las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela han estado marcadas por desacuerdos y enfrentamientos retóricos, especialmente desde la era de Hugo Chávez y continuando con su sucesor, Nicolás Maduro.
En el contexto actual, las declaraciones de Maduro buscan aparentemente fortalecer su narrativa de un gobierno asediado por fuerzas externas, mientras que la respuesta de la Casa Blanca busca desacreditar dichas afirmaciones, manteniendo una postura de distancia y desconfianza hacia el régimen venezolano.