La gira del Secretario de Estado en Arabia Saudita apunta a negociar la paz entre Israel y Hamás, mientras las tensiones regionales se intensifican.
El Secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, arrancó su quinta visita al Medio Oriente aterrizando en Riad, Arabia Saudita, en un esfuerzo por mediar en el conflicto entre Israel y Hamás y abordar las crecientes tensiones regionales.
Esta visita se produce en un momento en que Estados Unidos ha intensificado sus operaciones militares en Yemen, Irak y Siria, provocando advertencias de represalias por parte de los hutíes en Yemen, quienes han declarado que Estados Unidos «deberá rendir cuentas».
En su agenda, Blinken tiene previsto reunirse con el príncipe Mohamed bin Salmán y el ministro de Exteriores saudí, el príncipe Faisal bin Farhan Al Saud, para discutir la posibilidad de una nueva tregua entre Israel y Hamás. Esta propuesta de tregua, respaldada por Estados Unidos, Catar, Egipto e Israel, busca una pausa en el fuego que incluiría la liberación de rehenes a cambio de prisioneros palestinos, aunque no aborda una solución a largo plazo al conflicto.
La visita de Blinken llega en un momento de intensa violencia. El Ministerio de Salud de Hamás ha reportado más de 27.000 muertes en Gaza debido a la ofensiva israelí, una respuesta a los ataques de Hamás el 7 de octubre que resultaron en al menos 1.200 muertes y 240 secuestros, según el Ejército israelí. La posibilidad de una tregua es vista como un paso crucial para permitir el ingreso de ayuda humanitaria a Gaza y aliviar la crisis en la zona.
Por otro lado, la situación se complica con los ataques hutíes en Yemen, donde se han reportado casi 300 ataques aéreos por parte de Estados Unidos y el Reino Unido contra zonas controladas por el movimiento proiraní. Estas acciones han sido calificadas por los hutíes como agresiones que merecen una «larga factura», aumentando el riesgo de una escalada mayor en el conflicto.
Las operaciones estadounidenses en la región también han incluido ataques contra objetivos de la Guardia Revolucionaria Iraní en Irak y Siria, desencadenando críticas de Irak e Irán y calificándolas de «error estratégico» con potenciales grandes repercusiones.