Joe Biden logra una avasallante victoria en las primarias demócratas en Nevada, mientras el campo republicano se prepara para respaldar a Trump en los próximos caucus.
Las elecciones primarias en Nevada han marcado un punto de inflexión en la carrera hacia las presidenciales de 2024, con Joe Biden consolidando su posición como favorito del Partido Demócrata y el campo republicano preparándose para una contienda de caucus que, según todas las indicaciones, favorecerá a Donald Trump. Biden, con una victoria arrasadora, asegura al menos 29 delegados demócratas tras recibir el 90% de los votos, lo que subraya su dominio indiscutible dentro de su partido.
Por otro lado, la ex embajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley, enfrentó un revés significativo en las primarias republicanas de Nevada, donde la opción de ‘ninguno de los candidatos’ se impuso con un notable 61,2% de los votos. Este resultado, aparte de señalar las divisiones internas dentro del Partido Republicano, también presagia un apoyo consolidado a Trump en los próximos caucus, a pesar de que el ex presidente no figuraba en la papeleta de las primarias.
La elección de Nevada ha revelado una clara preferencia por figuras establecidas dentro de ambos partidos, con Biden y Trump manteniendo sus roles protagónicos en el panorama político estadounidense. Mientras Biden celebra su segunda victoria oficial en el calendario demócrata, la estrategia de Haley y otros candidatos republicanos enfrenta obstáculos significativos, limitados por las reglas del partido que impiden competir simultáneamente en primarias y caucuses.
La decisión de los republicanos de Nevada de apostar por ambos modelos electorales —primarias seguidas de caucuses— refleja un intento de adaptarse a las demandas de un proceso electoral más ordenado, aunque también pone de manifiesto la complejidad de las estrategias de campaña en un entorno político cada vez más polarizado.
Mientras Biden parece asegurar su camino hacia la reelección sin obstáculos significativos dentro de su partido, la dinámica dentro del Partido Republicano sugiere una contienda más compleja, con Trump emergiendo una vez más como la figura central en torno a la cual se coalescerá el apoyo.