Las autoridades rusas retienen el cuerpo de Alexei Navalny para un «examen pericial», mientras el país y el mundo reaccionan a su fallecimiento en prisión.
La noticia del fallecimiento de Alexei Navalny, el opositor ruso que se había convertido en uno de los símbolos más prominentes de la disidencia contra el dictador Vladimir Putin, ha sumido tanto a Rusia como a la comunidad internacional en un estado de conmoción y luto.
Navalny, quien perdió la vida el pasado viernes en una prisión del Ártico, ha dejado tras de sí un legado de resistencia frente a lo que consideraba injusticias perpetradas por el gobierno ruso.
Según declaraciones de Kira Yarmish, portavoz de Navalny, a través de YouTube y de la red social X, los investigadores han informado tanto a los abogados como a la madre de Navalny que el cuerpo del activista no será entregado de inmediato. Se ha anunciado que durante los próximos 14 días se realizarán «análisis químicos y un examen pericial» del cuerpo.
Esta decisión ha agregado una capa de incertidumbre y tensión a un ya de por sí tenso ambiente, al negar a la familia y allegados la posibilidad de despedir a Navalny en sus propios términos.
El Servicio Penitenciario Federal del distrito autónomo de Yamalia-Nenetsia fue quien anunció la muerte de Navalny, mencionando que el activista se había «encontrado mal durante un paseo».
Esta explicación ha hecho poco para apaciguar las críticas y las sospechas tanto dentro de Rusia como en el extranjero, especialmente considerando el historial de Navalny de denuncias contra el presidente Putin y su reciente recuperación de un envenenamiento en 2020, que él y varios gobiernos occidentales atribuyeron al servicio de seguridad ruso.
La respuesta a la muerte de Navalny no se ha limitado a declaraciones y lamentos. En varias ciudades rusas se han llevado a cabo manifestaciones espontáneas, resultando en la detención de alrededor de 400 personas, según informa la ONG OVD-Info, especializada en el seguimiento de detenciones en Rusia.
Además, se reporta que seis de los detenidos han sido «agredidos» bajo custodia, lo que subraya la complejidad y la volatilidad de la situación.
Mientras Moscú rechaza las críticas y llama a esperar los resultados de la autopsia, la comunidad internacional y los simpatizantes de Navalny exigen transparencia y justicia.