Oficiales separatistas de Transnistria solicitan apoyo a Moscú frente a lo que denominan una «guerra económica» de Moldavia, aumentando las preocupaciones de un nuevo foco de conflicto cerca de Ucrania.
En un desarrollo preocupante que podría señalar un nuevo punto crítico en el conflicto de Moscú con Ucrania y sus vecinos, oficiales pro-rusos en la región separatista de Transnistria en Moldavia han hecho un llamado a Rusia para solicitar «protección».
Este miércoles, en un congreso especial —el séptimo en su historia—, legisladores de la región pasaron una resolución pidiendo al parlamento ruso «proteger» a Transnistria de lo que describen como una creciente presión moldava.
«Las decisiones del congreso actual no pueden ser ignoradas por la comunidad internacional,» afirmó Vitaly Ignatiev, jefe de política exterior de la república separatista, durante la reunión.
«Estamos hablando de un llamado a soporte diplomático,» añadió más tarde en una entrevista con la televisión estatal rusa.
Este pedido surge en un momento delicado, justo antes de que el Presidente Vladimir Putin esté programado para dirigirse a los legisladores rusos en su discurso anual, y mientras Ucrania enfrenta reveses en el campo de batalla.
El gobierno de Moldavia ha rechazado estas «declaraciones propagandísticas» de los separatistas pro-rusos, enfatizando que la región «se beneficia de las políticas de paz, seguridad e integración económica con la Unión Europea».
Por su parte, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia ha respondido a la resolución afirmando que considera «todas las solicitudes» de ayuda y que «proteger los intereses de los residentes de Transnistria, nuestros compatriotas, es una de nuestras prioridades».
Transnistria, una delgada franja de tierra controlada de facto por fuerzas pro-rusas desde el colapso de la Unión Soviética, pero reconocida internacionalmente como parte de Moldavia, ha sido fuente de conflictos por décadas. Los delegados en la conferencia del miércoles se centraron en criticar a Moldavia, a quien culpan por las dificultades económicas de la región, acusando al gobierno en Chisinau de desatar una «guerra económica» contra Transnistria y de intentar convertirla en un «gueto».
Este llamado a Moscú ha avivado comparaciones con febrero de 2022, cuando militantes apoyados por Rusia en el este de Ucrania solicitaron protección contra los ataques de las fuerzas de Kyiv. Desde el inicio de la ofensiva a gran escala de Moscú sobre Ucrania, ha habido preocupaciones en Chisinau de que el Kremlin pudiera utilizar Transnistria para abrir un nuevo frente en el suroeste, en dirección a Odesa.
El escenario en Transnistria subraya la complejidad de las tensiones en Europa del Este y la delicada situación de seguridad que enfrenta la región.
Con alrededor de 1.500 soldados rusos estacionados permanentemente en Transnistria, y la región cada vez más aislada de Moscú desde el conflicto en Ucrania, el futuro de este territorio y su impacto en la estabilidad regional permanece incierto.