Entre controversias y acusaciones, la estabilidad de Christian Horner como director de Red Bull Racing enfrenta su prueba más difícil.
El mundo de la Fórmula 1 observa con atención el desarrollo de los eventos que han colocado a Christian Horner, director del equipo Red Bull Racing, en el centro de una tormenta que amenaza no solo su cargo sino también la imagen de una de las escuderías más emblemáticas del automovilismo. La controversia, alimentada por revelaciones del editor en jefe de la Revista Comercial de Fórmula Uno Business F1, Tom Rubython, y la cobertura del F1 Insider, sugiere que la era de Horner al frente de Red Bull podría estar cerca de su fin.
La situación se ha agravado tras el Gran Premio de Arabia Saudita, donde Horner, junto a su esposa Geri Halliwell, se vio envuelto en nuevos rumores sobre una posible destitución por parte de los accionistas mayoritarios tailandeses de la escudería. Según informes, las acusaciones sexuales contra Horner han deteriorado significativamente la reputación de Red Bull en mercados clave como el estadounidense, donde activistas por los derechos de las mujeres han intensificado los llamados a boicotear la marca.
Además, la posible divulgación pública de la investigación sobre las acusaciones contra Horner y el interés mediático generado por la banda U2, que planea lanzar una canción en apoyo a la presunta víctima, añaden más presión a una ya tensa situación. «Don’t be horny, be Christian», el título de la canción, refleja el nivel de atención que el caso ha generado más allá de los círculos del automovilismo.
A pesar de las acusaciones y la controversia, el apoyo de Chalerm Yoodivhya, principal accionista de Red Bull Racing, parece ser un pilar para Horner en estos momentos turbulentos. Un portavoz de la escudería citado por The Telegraph ha reiterado el «apoyo total de los accionistas» hacia Horner, aunque las especulaciones sobre su ausencia en la próxima carrera en Australia persisten.
Este complicado escenario llega tras la absolución de Horner de las acusaciones iniciales sobre comportamiento controlador el 28 de febrero. Sin embargo, la crisis de imagen y liderazgo que enfrenta Red Bull Racing plantea desafíos significativos para su futuro inmediato. Las tensiones internas, evidenciadas por la decisión de Max Verstappen de distanciarse de Horner y el llamado público de Jos Verstappen a su renuncia, señalan fracturas dentro del equipo que podrían tener implicaciones profundas en su dinámica y desempeño.