En un esfuerzo multinacional, 200 toneladas de alimentos arriban a Gaza para combatir la hambruna inminente, mientras la comunidad internacional busca ampliar el apoyo.
La llegada de un cargamento de casi 200 toneladas de ayuda alimentaria al norte de Gaza marca un rayo de esperanza en medio de la sombría realidad que enfrenta la región.
Enviado por World Central Kitchen (WCK), en colaboración con Emiratos Árabes Unidos y la organización benéfica española Open Arms, el envío partió del puerto chipriota de Lárnaca y recorrió 322 km marítimos hasta un embarcadero improvisado en Gaza, llegando finalmente a su destino el pasado martes.
Este esfuerzo, que resultó en la distribución de medio millón de raciones alimenticias por ocho camiones del Programa Mundial de Alimentos (WFP), se produce en un momento en que la ONU advierte sobre una hambruna «inminente» en Gaza, afectando a unas 300.000 personas en el norte y a 1,1 millones en toda la Franja, la mitad de su población.
El apoyo no se detiene ahí. Un segundo buque ya se prepara en Lárnaca, cargado con 240 toneladas adicionales de alimentos, listo para zarpar hacia Gaza tan pronto como el clima lo permita.
La WCK ha declarado su compromiso de continuar enviando toneladas de alimentos semanalmente, con el respaldo de la comunidad internacional.
Sin embargo, la magnitud de la crisis requiere de más que soluciones temporales. La ayuda que llega por mar, aunque crucial, no satisface completamente las necesidades de la población. Se ha hecho un llamado a Israel para que permita un flujo más amplio de asistencia por carretera, un pedido que resuena con urgencia entre las agencias de ayuda.
En un esfuerzo por coordinar un apoyo más sustancial, Chipre acogerá conversaciones el 21 de marzo con funcionarios de varios países. Konstantinos Letymbiotis, portavoz del gobierno chipriota, subrayó la importancia de un esfuerzo colaborativo: “El alcance de la ayuda humanitaria que necesitan los no combatientes en Gaza requiere el apoyo de muchos países”.
Según Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la hambruna no solo es inminente, sino que sus efectos se sentirán tanto a corto como a largo plazo. «La gente está muriendo y muchas más personas están enfermas. Se espera que más de un millón de personas se enfrenten a un hambre catastrófica a menos que se les permita la entrada de una cantidad significativa de alimentos», alertó.
El informe de la OMS ilustra el dramático aumento de la desnutrición en los niños menores de cinco años, pasando del 0,8% antes de los ataques recientes a entre 12,4% y 16,5% en febrero. Sin un incremento significativo en la ayuda, la situación solo empeorará.