La diplomacia entre Venezuela y Colombia enfrenta un nuevo desafío tras acusaciones de injerencia, poniendo a prueba el proceso de normalización bilateral.
La reciente escalada de tensiones entre Venezuela y Colombia ha tomado un nuevo giro, con acusaciones directas de Caracas hacia Bogotá por lo que el canciller venezolano, Yván Gil, describe como un «acto de grosera injerencia». Según Gil, el gobierno colombiano, específicamente su canciller Luis G. Murillo, estaría actuando bajo presiones externas, particularmente del Departamento de Estado de los Estados Unidos, socavando la soberanía venezolana y el respeto mutuo que debe prevalecer entre naciones vecinas.
Esta confrontación verbal surge en un momento en que ambos países, tras años de tensiones y distanciamiento, habían comenzado a experimentar un prometedor proceso de normalización de relaciones diplomáticas, políticas y comerciales, impulsado por los máximos líderes de las dos naciones. Sin embargo, las recientes declaraciones podrían poner en jaque estos esfuerzos.
«Emitir juicios falsos, aun cuando el canciller Luis G. Murillo contaba con información veraz de primera mano, no solo es un acto de mala fe, sino que busca minar el proceso de normalización de las relaciones diplomáticas, políticas y comerciales, que ha sido promovido por nuestros presidentes», indicó Gil.