Rusia jura que tiene pruebas de financiamiento ucraniano a atentado en Moscú
Las autoridades rusas anuncian la detención de un individuo vinculado al financiamiento del letal ataque en Moscú, mientras persisten las acusaciones contra nacionalistas ucranianos.
El escenario post-atentado en Crocus City Hall, que dejó un saldo trágico de 143 personas fallecidas, sigue revelando nuevos desarrollos conforme las autoridades rusas profundizan en la investigación.
Siempre según la versión oficial rusa.
Este jueves, el Comité de Instrucción de Rusia anunció la detención de un nuevo sospechoso, vinculado esta vez al financiamiento del ataque terrorista. Según la nota oficial, esta persona habría participado en canalizar «importantes cantidades de dinero y criptomonedas desde Ucrania» hacia los autores del crimen, poniendo en relieve la complejidad de la trama detrás del ataque.
Las presuntas evidencias que sugieren, según el régimen ruso, una conexión entre los autores del ataque y nacionalistas ucranianos, habrían sido obtenidas por información a través del interrogatorio de los terroristas detenidos, el análisis de dispositivos electrónicos incautados y el estudio detallado de sus transacciones financieras.
Diversos reportes, sin embargo, indican que los detenidos fueron torturados, por lo que sus versiones carecerían de validez de ser esto cierto.
En medio de esta atmósfera cargada de acusaciones, la Justicia del régimen ruso ha procedido con firmeza, dictaminando prisión preventiva para otros ocho presuntos implicados identificados previamente, quienes ahora enfrentan cargos de terrorismo que podrían llevarlos a cadena perpetua.
Aunque Rusia ha reconocido que el atentado fue perpetrado por islamistas, no ha cesado en su esfuerzo por establecer una «huella ucraniana» en el ataque.
Este intento por vincular a Ucrania con el atentado ha sido recibido con escepticismo y críticas por parte de la comunidad internacional, siendo particularmente contestado por la Casa Blanca. John Kirby, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de EE.UU., desestimó las acusaciones rusas calificándolas de «propaganda sin sentido» y comparó a los funcionarios rusos con «vendedores de estiércol», en una franca denuncia de lo que considera una táctica de desinformación por parte de Moscú.