Desde la Plaza de San Pedro, el Papa insta a un intercambio general de prisioneros entre Rusia y Ucrania, y a la paz mundial.
En un Domingo de Resurrección marcado por reflexiones profundas sobre los conflictos que asolan al mundo, el Papa Francisco, desde la logia central de la Basílica de San Pedro, dirigió su mensaje de Pascua y bendición Urbi et Orbi ante una congregación de 60.000 personas.
Con un llamado resonante a la paz y a la humanidad, el Papa pidió específicamente “un intercambio general de todos los prisioneros entre Rusia y Ucrania”, subrayando la importancia de la solidaridad y el entendimiento mutuo con un contundente «¡Todos por todos!».
En un discurso que abarcó los diversos sufrimientos que enfrenta la humanidad hoy en día, desde los conflictos en Israel y Palestina hasta la guerra en Ucrania, el Sumo Pontífice enfatizó el papel central que debe jugar la resurrección de Cristo como un faro de esperanza para abrir caminos de paz para las poblaciones martirizadas. Además, reiteró la urgencia de respetar los principios del derecho internacional como piedra angular para la resolución de conflictos.
El Vaticano, que ha jugado roles mediadores en el pasado para facilitar el intercambio de prisioneros al inicio del conflicto entre Rusia y Ucrania, ve en este llamado del Papa un reavivar de su misión diplomática por la paz, aun cuando los esfuerzos previos se hayan estancado. A través de la figura del cardenal Matteo Zuppi, asignado para misiones de mediación principalmente humanitarias, Francisco reitera la importancia de devolver a los niños ucranianos deportados a Rusia, aunque admite que aún no se han visto resultados concretos.
El Papa no se detuvo allí; extendió su solicitud de paz y ayuda a Gaza, instando a la liberación rápida de los rehenes secuestrados y a un cese al fuego inmediato en la región. Su mensaje refleja una profunda preocupación por el impacto devastador de las hostilidades en curso sobre la población civil, en particular sobre los niños, cuyos ojos reflejan un sufrimiento incomprensible.
Francisco también lanzó una advertencia contra los crecientes vientos de guerra en Europa y el Mediterráneo, criticando la lógica de las armas y el rearme. «La paz no se construye nunca con las armas, sino tendiendo la mano y abriendo el corazón», destacó, ofreciendo una visión de reconciliación y entendimiento en contraste con la violencia y el conflicto.
Además de enfocarse en los actuales puntos de tensión, el Papa recordó a Siria y al Líbano, instó a continuar las conversaciones entre Armenia y Azerbaiyán, y ofreció consuelo a las víctimas de todo tipo de terrorismo. Su mensaje de Pascua fue un compendio de llamados a la acción por la paz, la misericordia y la solidaridad en todo el mundo.