Al pagar una fianza de $175 millones, Trump evita la incautación de activos y continúa su batalla legal contra las acusaciones de fraude.
En un giro reciente en la odisea legal de Donald Trump, el ex presidente de Estados Unidos logró evitar la incautación de activos clave por parte de las autoridades estatales de Nueva York, al abonar una fianza de $175 millones el lunes. Este movimiento estratégico le permite salvaguardar su imperio empresarial mientras se enfrenta a acusaciones de fraude civil.
Trump, el magnate republicano que se prepara para una reñida contienda electoral contra el presidente demócrata Joe Biden en noviembre, fue declarado responsable el pasado 16 de febrero por inflar fraudulentamente su patrimonio neto en miles de millones de dólares. Esta manipulación le habría permitido obtener mejores condiciones en préstamos y seguros. Inicialmente, se le había requerido una fianza de $454 millones, pero tras una apelación, un tribunal redujo la suma a $175 millones bajo la condición de que se pagase dentro de un plazo de 10 días.
La fianza puesta evita que la Fiscal General de Nueva York, Letitia James, proceda contra propiedades emblemáticas de Trump, incluyendo la Torre Trump, su resort y campo de golf de 370 acres en Westchester, y su residencia Mar-a-Lago en Florida. Trump ha negado todas las acusaciones, calificando el caso de cacería de brujas política orquestada por James, una demócrata que lo demandó en 2022.
El fallo de 92 páginas del Juez Arthur Engoron detalla cómo Trump instruyó a sus delegados para modificar los valores de sus propiedades y así alcanzar el patrimonio neto que deseaba durante una década antes de su incursión en la política. Este caso se suma a un torbellino de problemas legales para Trump, incluyendo un juicio criminal en Nueva York que comenzará el 15 de abril, donde se le acusa de encubrir ilegalmente pagos de silencio a una actriz porno antes de las elecciones de 2016. Además, enfrenta cargos en dos casos por intentar anular su derrota electoral en 2020 contra Biden y otro por su manejo de documentos clasificados al dejar el cargo.
Con todos estos casos empantanados en retrasos, es probable que no lleguen a juicio antes de las elecciones de noviembre. Trump se ha declarado no culpable en todos ellos, manteniendo una postura desafiante ante lo que considera una persecución injusta. Mientras tanto, su capacidad para navegar por estos desafíos legales y mantener su imperio intacto subraya la complejidad y el alto perfil de las batallas que enfrenta, marcando otro capítulo en la tumultuosa carrera pública de Donald Trump.