En una moción contundente, el oficialismo uruguayo rechaza la represión política en Venezuela mientras el Frente Amplio se abstiene de apoyar la medida.
La política exterior de Uruguay ha tomado un giro significativo esta semana, marcada por una moción aprobada por senadores oficialistas condenando lo que describen como un “régimen dictatorial” en Venezuela. Esta decisión resalta la preocupación creciente del país sudamericano ante la situación política venezolana, especialmente en lo que respecta a la represión a líderes opositores y la restricción a sus derechos políticos y humanos.
La moción, que detalla una «creciente represión» ejercida por el gobierno de Nicolás Maduro, critica duramente las detenciones arbitrarias y los impedimentos a la inscripción de candidatos presidenciales opositores. “El gobierno de Venezuela no ha desistido y, por el contrario, continuamente ha incrementado sus acciones contrarias al espíritu democrático”, reza el texto, enfatizando el compromiso uruguayo con los valores democráticos establecidos en el Protocolo de Ushuaia de 1998.
Sin embargo, esta condena no fue unánime. Los senadores del Frente Amplio, principal partido de la oposición, no respaldaron la iniciativa, evidenciando una división política en Uruguay respecto al manejo de las relaciones con Venezuela.
En medio de este escenario político, la discusión en el Senado también giró en torno a la designación de Silvana Montes de Oca como embajadora de Uruguay en Venezuela. Este nombramiento ha generado controversia, tanto dentro como fuera de las filas del partido oficialista. Desde el último mandato de Tabaré Vázquez, Uruguay no había asignado un embajador en Venezuela, pero la administración de Luis Lacalle Pou ha decidido restablecer este vínculo, argumentando que la relación es con el «pueblo venezolano» y no con su gobierno.
La decisión ha suscitado críticas y ha sido interpretada por algunos como un cambio en la postura de Uruguay respecto al régimen de Maduro. La designación de Montes de Oca, una funcionaria de carrera con experiencia tanto en Washington como en Toronto, ha sido vista como un paso hacia la normalización de las relaciones diplomáticas, a pesar de las preocupaciones expresadas por el canciller Omar Paganini tras recibir un informe sobre la situación política en Venezuela.
(Con información de Infobae)