El gobernante venezolano pide retirar «voluntaria y progresivamente» el uso de WhatsApp por considerarlo una amenaza
El presidente Nicolás Maduro hizo un llamamiento público este lunes 5 de agosto desde el palacio de Miraflores, instando a los venezolanos a iniciar un «retiro voluntario y progresivo» de la aplicación de mensajería instantánea WhatsApp. Maduro afirmó que WhatsApp está siendo utilizada para amenazar a Venezuela y anunció que eliminaría la aplicación de su teléfono.
“Hoy públicamente en mi programa de televisión voy a romper relaciones con WhatsApp, porque WhatsApp la están utilizando para amenazar a Venezuela. Entonces yo voy a eliminar mi WhatsApp de mi teléfono para siempre”, declaró Maduro frente a un grupo de jóvenes chavistas.
El mandatario indicó que irá trasladando sus contactos a otras aplicaciones como Telegram y WeChat. “Dile no a WhatsApp. Fuera WhatsApp de Venezuela”, enfatizó. Según Maduro, los “criminales” utilizan WhatsApp para amenazar a líderes populares, valiéndose de chips de líneas internacionales de países como Colombia, Miami, Chile y Perú, y se esconden detrás del anonimato.
“Es hora de definiciones. Estás con la violencia o con la paz. Estás con los fascistas o con la patria. Estás con el imperialismo o con Venezuela (…) Empecemos por WhatsApp, por ahí están amenazando a la familia militar, a los líderes de comunidad. Están amenazando a todos los que no apoyen el fascismo”, sostuvo Maduro.
En un mensaje contundente, el gobernante venezolano añadió: “A WhatsApp le decimos: vete para el carajo, WhatsApp. Deja de amenazar a los venezolanos y a las venezolanas”. Además, afirmó que el “fascismo” no volverá jamás al poder político en Venezuela e instó al chavismo a mantenerse movilizado en las calles, prometiendo impulsar la gran misión Venezuela joven.
Finalmente, Maduro lanzó una advertencia contra la oposición, afirmando: «El que se coma la luz, le sale tún, tún. No seas llorón, vas pa’ Tocorón», en referencia a las detenciones que se realizan en todo el país por parte de funcionarios de seguridad del Estado y al posterior traslado de simpatizantes de la oposición a la cárcel de Tocorón, recién acondicionada por el gobierno para recluir a quienes protestaron contra los resultados de las elecciones presidenciales.