El caos se desata en la frontera rusa mientras Moscú responde con mano de hierro a la incursión más audaz de Ucrania.
La región de Kursk se ha convertido en el escenario de una brutal confrontación que ha dejado a más de 76.000 personas atrapadas en una vorágine de caos, evacuadas de sus hogares mientras las fuerzas rusas despliegan todo su arsenal para frenar lo que describen como un «intento sin precedentes de desestabilizar» su territorio.
«Más de 76.000 personas fueron trasladadas temporalmente hacia lugares seguros», informaron desde el Ministerio de Situaciones de Emergencia de Rusia, mientras columnas de tanques, lanzacohetes y unidades de aviación avanzaban hacia la frontera en un desesperado intento por contener a miles de soldados ucranianos que, sin previo aviso, irrumpieron en Kursk.
Lo que comenzó como un ataque sorpresa se ha convertido en una batalla campal a solo 20 kilómetros de la frontera, con Moscú lanzando una serie de operaciones antiterroristas en las regiones de Bélgorod, Briansk y Kursk. El Comité Nacional Antiterrorista ruso no dudó en activar poderes de emergencia, mientras advierte sobre la «amenaza real» de actos terroristas a manos de grupos de sabotaje ucranianos.