Entre celebraciones y diplomacia, el presidente reelecto de República Dominicana deja la puerta abierta para que Venezuela se cuele en las conversaciones informales durante su investidura.
El viernes promete ser un día de celebración y protocolo en República Dominicana, pero detrás de la pompa de la toma de posesión de Luis Abinader, un tema podría abrirse paso discretamente entre los corrillos de poder: Venezuela. El presidente reelecto dejó entrever en su encuentro habitual con la prensa que, aunque la ceremonia de su investidura es el evento central, la situación en Venezuela podría surgir «de manera informal» durante los encuentros entre los mandatarios que asistirán.
«No se ha organizado una reunión formal», aclaró Abinader cuando fue cuestionado sobre la posibilidad de una cumbre regional dedicada a la crisis venezolana. Sin embargo, en un ambiente donde varios presidentes de América Latina estarán bajo un mismo techo, las conversaciones espontáneas son inevitables, especialmente cuando el tema es tan candente como las elecciones en Venezuela.
El mandatario dominicano fue claro al señalar que «varios presidentes de América Latina estarán en la misma ubicación,» lo que abre la posibilidad de que el tema venezolano sea abordado de manera no oficial, manteniendo así su relevancia en las próximas semanas.
No es la primera vez que la idea de un encuentro regional para discutir la crisis poselectoral en Venezuela toma forma. El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, había expresado su intención de realizar una cumbre en su país, pero sugirió que la coincidencia de líderes en Santo Domingo podría ser una oportunidad para adelantar estas conversaciones. «Quizás podamos agendar la reunión con su permiso», dijo Mulino, refiriéndose a Abinader y la posibilidad de que la crisis venezolana encuentre un espacio en medio de las ceremonias.
La propuesta de Mulino busca reunir a los 17 Gobiernos que votaron a favor de una resolución en la Organización de Estados Americanos (OEA) el pasado 31 de julio, en la cual se instaba a las autoridades venezolanas a hacer públicas las actas de las elecciones del 28 de julio. Aunque la iniciativa no ha avanzado formalmente, la expectativa de que Venezuela se cuele en las conversaciones sigue latente.
El ambiente en la capital dominicana, cargado de diplomacia y celebraciones, podría transformarse en un escenario donde el futuro de Venezuela sea discutido en susurros y reuniones informales, lejos de los reflectores oficiales.