El partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) logra una histórica victoria en Turingia y un fuerte segundo lugar en Sajonia, poniendo en jaque al gobierno de Olaf Scholz.
En un giro alarmante para la política alemana, el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) se ha convertido en el primer partido de su tipo en ganar unas elecciones estatales en Alemania desde la época nazi. Con un 33,5% de los votos en el estado oriental de Turingia y un cercano 31,5% en Sajonia, la AfD ha consolidado su posición como una fuerza política significativa, sacudiendo al gobierno de coalición del canciller Olaf Scholz.
Los resultados marcan un punto de inflexión en la política alemana, que tradicionalmente ha mantenido a los partidos extremistas al margen del poder. El ascenso de la AfD, fundada en 2013, ha sido meteórico, pasando de ser una fuerza marginal con una agenda anti-euro a convertirse en el principal abanderado del nacionalismo y la oposición a la inmigración en Alemania.
El partido de extrema izquierda, Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), que comparte algunas posturas antiinmigración con la AfD, también sorprendió al quedar en tercer lugar en ambos estados, a pesar de haberse fundado recientemente. Este resultado, junto con el pésimo desempeño del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) de Scholz, que cayó al quinto lugar en ambas regiones, ha generado preocupaciones sobre el futuro de la coalición de centro-izquierda que gobierna Alemania.
El canciller Olaf Scholz calificó los resultados de «amargos» y reiteró la importancia del «cordón sanitario» europeo, instando a los partidos mayoritarios en Turingia y Sajonia a excluir a la AfD de cualquier coalición de gobierno. «Todos los partidos democráticos están llamados ahora a formar gobiernos estables sin extremistas de derechas», declaró Scholz. «Nuestro país no puede ni debe acostumbrarse a esto. La AfD está dañando a Alemania. Está debilitando la economía, dividiendo a la sociedad y arruinando la reputación de nuestro país».
Por su parte, Alice Weidel, colíder de la AfD, celebró los resultados como un «réquiem» para la coalición de Scholz y cuestionó su capacidad para seguir gobernando. En un mitin en la ciudad de Erfurt, Weidel señaló que «Alemania se ha convertido en un país sin fronteras, donde cualquiera puede entrar y no hacemos nada al respecto». Su solución: «La expulsión inmediata de todos los inmigrantes ilegales de nuestro país. Todos los criminales, todos los extremistas deben irse», enfatizó.
El ascenso de la AfD plantea un desafío directo al orden político establecido en Alemania, y los resultados de estas elecciones estatales podrían ser un presagio de un cambio más amplio en la política nacional, especialmente con las elecciones federales en el horizonte. Con la AfD consolidando su base en el este del país y avanzando hacia una mayor influencia, la pregunta es cómo responderán los partidos tradicionales y si podrán frenar el creciente apoyo a la extrema derecha en Alemania.