Praga rechaza las acusaciones «sin fundamento» del régimen venezolano y exige explicaciones claras tras la detención de un checo.
El gobierno de la República Checa no se anduvo con rodeos al rechazar las acusaciones del régimen de Nicolás Maduro sobre una supuesta participación en un plan para derrocarlo. «Todas las afirmaciones sobre la participación checa carecen de base real», dijo el portavoz del Ministerio de Exteriores, Daniel Drake, dejando claro que Praga no piensa quedarse callada ante lo que consideran una acusación infundada.
Las autoridades venezolanas detuvieron la semana pasada a varios extranjeros, incluyendo a Jan Darmovzal, un checo de 33 años y reservista del 43º Regimiento de Paracaidistas del Ejército checo. Según el portal Neovlivní.cz, Darmovzal es acusado de formar parte de un complot para desestabilizar Venezuela y planificar el asesinato de figuras políticas, entre ellas el propio Maduro.
Pero Praga no se ha quedado de brazos cruzados: ha enviado una carta oficial a Caracas exigiendo más información sobre el arresto. «Queremos saber exactamente de qué se acusa a nuestro ciudadano y en qué pruebas se basan», declaró un funcionario checo.
¿Quién es Jan Darmovzal?
Antes de unirse a las Fuerzas Armadas, Darmovzal pasó cinco años trabajando en Singapur y estudió derecho a distancia en la Universidad de Londres. Su carrera parece no tener mucho en común con los planes de golpe de Estado que le atribuyen las autoridades venezolanas. Tras su regreso a la República Checa, trabajó como funcionario público, hasta que terminó como protagonista de esta oscura trama en Venezuela.
El régimen de Maduro afirma que Darmovzal, junto a otros extranjeros, fue parte de un complot para asesinar a representantes políticos del país. Además de Darmovzal, entre los detenidos hay dos ciudadanos españoles y tres estadounidenses, todos acusados de intentar desestabilizar la situación política venezolana.
Respuesta tajante desde Praga
Con estas tensiones en aumento, República Checa exige claridad. Las acusaciones contra el checo y los demás detenidos parecen más una estrategia política del régimen de Maduro para señalar enemigos externos, que una conspiración real. La negativa categórica de Praga abre una nueva grieta en las ya complejas relaciones entre Europa y Venezuela.