Mohammed bin Salman dejó claro que el conflicto palestino-israelí no es una prioridad personal, aunque sí lo es para el pueblo saudí, poniendo en pausa los avances hacia la normalización con Israel.
En un giro inesperado, el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, confesó a Antony Blinken que no le importa la causa palestina a nivel personal, según un informe de The Atlantic. En plena negociación para la normalización de relaciones con Israel, el líder saudita expresó: “¿Me importa personalmente el tema palestino? No, pero a mi gente sí, así que tengo que asegurarme de que sea significativo”. Estas declaraciones ocurrieron en enero, en medio de la creciente tensión por la guerra en Gaza.
El príncipe le dijo a Blinken que, aunque no siente una conexión personal con el conflicto, la nueva generación de sauditas lo está descubriendo por primera vez debido a la guerra actual. “El 70% de mi población es más joven que yo”, explicó, refiriéndose a la desconexión de los más jóvenes con la larga historia del conflicto palestino.
A pesar de este enfoque pragmático, públicamente el príncipe ha reiterado que Arabia Saudita no normalizará relaciones con Israel hasta que se establezca un estado palestino con Jerusalén Este como capital. «El Reino no dejará de esforzarse para establecer un estado palestino independiente», afirmó en un reciente discurso ante el Consejo de la Shura en Riad.
La posible normalización entre Riad e Israel, que avanzaba bajo la mediación de Estados Unidos, se estancó tras el estallido de la guerra el 7 de octubre. A pesar de ello, el informe destaca que el príncipe está buscando un acuerdo de defensa mutua con Washington como parte del trato, lo que requeriría el respaldo del Senado estadounidense.
Para Mohammed bin Salman, este acuerdo tiene un costo personal elevado, recordando el destino del expresidente egipcio Anwar Sadat, quien fue asesinado en 1981 después de firmar un acuerdo de paz con Israel. “La mitad de mis asesores me dicen que este acuerdo no vale la pena el riesgo”, confesó, admitiendo que teme por su seguridad.
El informe también subraya que, a pesar del amplio rechazo popular en Arabia Saudita hacia Israel, con encuestas que muestran que más del 90% de los sauditas creen que los países árabes deberían cortar lazos con Israel, el régimen ha tomado medidas contra actos de solidaridad con Palestina, como arrestos por publicaciones en redes sociales y por llevar el tradicional keffiyeh palestino en La Meca.
Aunque algunos miembros de la realeza saudita, como el príncipe Turki al-Faisal, han expresado su apoyo a Palestina sin restricciones visibles, otros líderes han insinuado que la normalización será difícil mientras el gobierno israelí mantenga su postura de rechazar un estado palestino. “¿Cómo puede haber normalización entre nosotros con esa posición?”, se preguntó al-Faisal.
Con el conflicto en Gaza desbordando las negociaciones, el futuro de un acuerdo entre Arabia Saudita e Israel sigue en el aire. Por ahora, Mohammed bin Salman está sopesando el costo de este delicado movimiento diplomático.