Lo que vivieron los electores del estado Miranda, en especial los del municipio Sucre, para ejercer su derecho al voto en las elecciones regionales del pasado domingo, fue un verdadero calvario. Las triquiñuelas del CNE fueron un factor clave en la derrota sufrida por el candidato de la MUD, Carlos Ocariz.
Por ALFREDO CONDE
A raíz de la instalación de la cuestionada Asamblea Nacional Constituyente, no solo se enfrío la calle, sino que, posteriormente, fue notable el rechazo de la gente ante la participación de la oposición en las elecciones regionales. Sin embargo, con el paso de los días muchos cambiaron de opinión y entendieron que no había opción, que había que votar, porque no hacerlo sería peor. Así fue en varios estados del país y el estado Miranda no fue la excepción.
Durante la semana que cerró el domingo 15 de octubre con las elecciones regionales, creció el entusiasmo por salir a votar. Así quedó de manifiesto en las redes sociales, en especial en los grupos de WhatsApp, en los cuales la mayoría de los mensajes, incluso de aquellos que al principio estaban en contra de sufragar, estaban orientados a difundir porque era necesario participar y cumplir con este derecho ciudadano.
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Pero aunque se supone que el Consejo Nacional Electoral (CNE) es el órgano responsable y garante de la transparencia de los procesos electorales y refrendarios que se llevan a cabo en la nación, y que su misión es promover la participación de la gente en esos procesos, en el estado Miranda, al cual nos referimos exclusivamente en este artículo, fue todo lo contrario. El CNE colocó todos los obstáculos inimaginables, para buscar que bajara la participación de los electores opositores, lo cual logró.
Cabe resaltar que el CNE publicó los resultados por estado de las Elecciones Regionales 2017 en su portal web, y en el estado Miranda se evidenció la victoria de Héctor Rodríguez, candidato del partido Psuv, con 52,77% de los votos, por encima del 45, 68% del candidato de los partidos Primero Justicia y Voluntad Popular, entre otros de oposición, con un porcentaje de abstención considerable, en 41,39%, siendo el segundo mayor porcentaje de abstencionismo de todo el país, después del Zulia, como destacó el diario Panorama.
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Esa abstención es, en buena medida, reflejo del calvario que caminaron los electores del estado Miranda, en especial del municipio Sucre, para ejercer su derecho al voto en las elecciones regionales del pasado domingo. Sin duda, las triquiñuelas del CNE fueron un factor clave en la derrota sufrida por el candidato de la MUD, Carlos Ocariz, quien cayó derrotado frente al designado por el madurismo, Héctor Rodríguez.
Los abusos
Durante y después del proceso, Zeta conversó con varios electores y fue testigo de todas las penurias que tuvieron que vivir. A solicitud de ellos, sus nombres quedan en resguardo en aras de su seguridad.
Margarita Zubillaga, de 63 años, contó que tradicionalmente ha votado sin problemas en un centro electoral ubicado en El Llanito, pero que en esta ocasión tuvo que hacerlo en Petare.
“Nuestro centro electoral fue borrado de un plumazo y nos trasladaron a uno ubicado en uno de los barrios de Petare. Yo no tengo nada en contra de los barrios. De hecho, provengo de uno del mismo Petare. El asunto es que nos pusimos de acuerdo 12 personas, todas de oposición, para ir a votar juntas. Al final, aparte de mí, solo una más, bajó a votar. Yo los llamé y la mayoría me dijo que tenían miedo de ir a ese lugar que desconocían. La verdad es que cuando llegamos allá, estaban los colectivos amedrentando a la gente y otros del Psuv agrupados en un toldo rojo, muy cercano al centro de votación, lo cual es ilegal”, dijo.
Otro que contó lo vivido fue Efraín Parabacuto. “A mí me cambiaron el centro de votación el viernes, es decir, dos días antes del proceso. Votaba en la Escuela Experimental ubicada en la avenida Rómulo Gallegos y me mandaron para uno en Santa Eduvigis, casi al pie del Ávila, como me dijeron después… Yo no conocía eso y al final opté por quedarme en casa. Hoy me siento mal, sé que cometí un error en no llegar hasta ahí”.
Lo que le sucedió a Mónica del Valle Suárez fue distinto, según narró: “Regularmente me chequeaba en la página del CNE porque sé que es un organismo tramposo, tracalero. El sábado quedé perpleja al ver que me habían cambiado el centro de votación al colegio Madre Emilia. Lo vi en la página del CNE, no miento. Pues bien, afortunadamente fui acompañada de una vecina y nos percatamos que ese cambio no se dio. Es decir, el CNE nos engañó, solo para confundirnos. Menos mal no dejamos para el final de la tarde el ir a votar”.
Casos similares vivieron los vecinos de La Carlota y de La California. Sus centros desaparecieron y los enviaron a Los Chorros y a Campo Rico, todo para complicar la existencia de los electores. Jacinto Manrique fue uno de ellos. “El CNE no me pudo quebrar, voté en Campo Rico contra viento y marea… Equivocada o no la MUD, yo tenía que ir a votar, algo que al principio me negaba. Pero otros amigos míos decidieron no participar en el proceso, unos porque optaron desde un principio no hacerlo y otros por temor al centro en que los mudaron. Voy a aprovechar la oportunidad para enviar un mensaje a damas del CNE. Puede que se salgan con la suya hoy, violando la ley, pero eso va a terminar”.
El operativo de las busetas
Frente al irregular cambio de centros electorales, la MUD buscó mecanismos para impedir la abstención. En aquellos que fueron eliminados sin justificación alguna y hasta a última hora, realizaron un operativo con busetas, desde muy temprano el domingo, para llevar a los votantes a sus nuevos centros.
En Los Ruices, uno de los encargados de prestar apoyo en este sentido, explicó para Zeta lo complejo y arduo que fue ese trabajo. Su nombre también queda en resguardo, pues trabaja en una dependencia pública.
“Tuvimos la experiencia previa de organizar algo parecido durante el proceso de revalidación de los partidos políticos, uno de los inventos del CNE para torpedear a la oposición. Eso nos ayudó en algo, pero en esta ocasión todo fue más complejo. La gente estaba desorientada, era difícil ubicarlas en los transportes porque todos no fueron migrados a un mismo lugar. No puedo hablar de caos, pero todo fue muy difícil. Las personas salieron con toda la intención de votar, pero muchos frente a esta situación, optaron por quedarse en casa, lo cual me duele. Le voy a decir algo, aquí vive mucha gente de la tercera edad, los adultos mayores. A ellos, se puede decir, que el CNE les arrebató con su abuso el derecho de votar. Muchos no lo hicieron porque físicamente no podían hacerlo. Yo se lo aseguro, porque conozco a toda esta gente”, apuntó el activista político.
Bandas de motorizados
El cambio de centros electorales no fue la única de las “jugadas maestras” del madurismo para desmotivar a la gente. También, como ya es costumbre, colocaron en el tablero el miedo como una de sus estrategias.
Las bandas de motorizados (colectivos) estuvieron presentes a lo largo del municipio Sucre y en El Hatillo. En Sucre se les veía en el Ince, cerca de la estación del Metro Los Cortijos, y en lo que era la textilera Tócome.
“Aquí no se respeta la Ley. El Plan República no hace nada por impedir que estos delincuentes salgan a las calles durante un proceso electoral como el de este domingo. Buscan atemorizar a la gente. La mayoría de nosotros estamos ‘curados’ contra ese mal, pero lamentablemente no todos. Aquí no hay democracia, aunque ellos dirán que tenemos más ‘Patria’… La Patria del hambre, de la falta de medicinas, de la corrupción y del chantaje político. Hoy amanecí con ganas de irme de Venezuela, se lo dije a mi esposa. Pero no lo haré. La lucha debe continuar”, dijo el lunes David Segundo Varela, otro de los personajes que durante el 15/O entregó todo su esfuerzo para que los habitantes del municipio Sucre del estado Miranda tuvieran su oportunidad de expresarse en las urnas electorales. Pero al final, muchos no pudieron.
Twitter: @Alconde