El diputado Williams Dávila, quien es miembro de la Comisión de Política Exterior de la AN, hace hincapié en que no tendremos un gobierno distinto que descentralice el poder mientras sigamos el proyecto de Maduro y sus secuaces.
Las peleas internas del régimen son cada día más evidentes. El espacio civil de la política ha sido suplantado por la influencia militar en el gobierno. Esa es la tendencia y obviamente reacomodos en el alto gobierno y en el PSUV se van dando a medida que las perspectivas de unas elecciones presidenciales se acercan.
Los militares son los que mandan y el poder de los negocios de este sector crece todos los días. Hay un sector del chavismo que cree en su proyecto y se ha preparado política e ideológicamente para ejecutar el socialismo del siglo XXI; pero eso no es posible ante el avance militar dentro del gobierno.
La situación económica va a empeorar porque el pago de la deuda pública compromete recursos destinados para la importación de comida y además la producción petrolera disminuye y no hay inversión en el sector. La gran interrogante es cómo pagará deuda si no invierte en petróleo para poder pagar la deuda pública externa, incluyendo la de PDVSA.
La gente está pasando necesidades y el régimen no se da cuenta de esa fatalidad creciente. Los CLAPS se distorsionan en su distribución; las aduanas no producen nada; el sector agrícola está quebrado y solo la devaluación es la fuente de ingresos del régimen para mantener el populismo que nos gobierna.
Nada puede mejorar sino se cambia el modelo político y económico. Los militares no pueden sustituir a los civiles capacitados para dirigir las políticas públicas del país; el proyecto de careta democrática que existe pone en evidencia que la penetración militar forma parte de un proyecto político populista que los mismos integrantes de la Fuerzas Armadas rechazan; sus mismos familiares acusan el fracaso ya que los cuarteles no están aislados de las necesidades sociales, económicas y tecnológicas que existen en el país.
Para luchar contra la pobreza; proteger el planeta y garantizar la prosperidad de todos los venezolanos debemos cambiar el régimen de Maduro. No están capacitados ni Diosdado Cabello, ni Héctor Rodríguez ni ninguno que siga aferrado a este modelo de populismo militar. La pelea con Rafael Rodríguez, el poder creciente de Tarek El Aissami, la razzia en PDVSA, CITGO, las denuncias de corrupción y el default en que ya ha incurrido PDVSA y la República es para que Maduro y sus secuaces dejen el poder. Ya el proyecto del socialismo del siglo XXI fracasó.
Prepararnos para un gobierno distinto que revalorice el trabajo, que cambie los esquemas en que nos formamos en relación a la industria petrolera que debe abrirse a la producción con criterio sustentable, que invierta en tecnología y educación, descentralice el Poder Público y asuma con responsabilidad la revolución energética y los servicios públicos, no lo lograremos mientras sigamos con proyectos políticos como el de Maduro y sus secuaces populistas; ni tampoco si en la oposición no repotenciamos un discurso transformativo de gran alcance y centrado en las personas.