Las negociaciones de Santo Domingo no harán más que instrumentar decisiones que se están tomando a otros niveles. El tema es para Tillerson y Putin, hombres de mega-negocios. Es que en la desembocadura del Orinoco, ExxonMobil, la corporación más grande del planeta en un tiempo donde mandan las grandes corporaciones, ha probado reservas de petróleo y gas que pudieran ser las mayores en la historia de esa industria. Fue por eso que Betancourt y Leoni replantearon el tema y lograron que en 1966 los organismos competentes admitieran la reclamación venezolana sobre el Esequibo. Es algo que viví con esos dos presidentes y con Reinaldo Leandro Mora, que en la generación siguiente fue quien más luchó por esa causa.
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Eso es lo macro. Pero lo micro tiene importancia, porque la vida diaria es en micro. Ha tenido éxito la campaña para desacreditar a políticos y partidos, pagada por delincuentes financieros (huyeron con los dólares que quedaban después del gran saqueo de los capos chavistas). Esos delincuentes esperan regresar como salvadores de la patria. Son los generadores de las mentiras y posverdades que se leen en la red. Entre ellas, que en Santo Domingo los dirigentes de la Oposición nos están vendiendo al chavismo. Esa infamia es parte de la campaña para convertir el panorama político en una tierra arrasada donde los delincuentes financieros podrán imponer al candidato que engavetará investigaciones y demandas. Por eso desacreditan a la Asamblea Nacional que aprueba una Ley de Recuperación de Capitales.
De Venezuela y los venezolanos conozco cada detalle. Entre los negociadores, en general entre los políticos, hay unos cuantos pillos y muy pocos talentos. Pero los pillos son una minoría, y ninguno tiene poder para vender más que su inútil conciencia. Los políticos básicos (Henry, Julio, Leopoldo, María Corina, Antonio, etc) tienen cada uno su serie de defectos, pero son incapaces de tales felonías.
La credulidad de un país que recibe poca información y la que recibe es incompleta y torcida, puede ser conmovedora mientras no conduzca a nuevos errores como fue el de votar por Chávez en 1998. Aprendamos a pensar con responsabilidad y a actuar con prudencia. O nunca tendremos Patria.