Por Fernando Luis Egaña
Maduro reanuncia con bombos y platillos otro supuesto “Plan Nacional contra la Corrupción”… Es el colmo de los colmos.
¿Cuál es el régimen más corrupto en América Latina y probablemente del mundo? La respuesta es sencilla: el que ha venido imperando en Venezuela a lo largo del siglo XXI. ¿Por qué eso es así? La respuesta también es sencilla: porque el país está sumido en una catástrofe humanitaria en medio de la bonanza petrolera más prolongada de la historia. Lo que necesariamente significa que gran parte de los recursos nacionales han sido depredados, y eso es un tipo de corrupción que bate los récords mundiales.
Y ojo: no lo dice un opositor convicto y confeso. No. Lo han denunciado varios funcionarios de la hegemonía roja, que fueron ministros con el predecesor y con el sucesor. Y parte de esas denuncias, que montan a centenares de miles de millones de dólares, han sido formalmente presentadas ante las instancias del Estado, y como era de esperarse, están engavetadas en algún sótano, si es que todavía existen los expedientes que las sustentan.
Y encima de todo, el señor Maduro tiene el tupé de anunciar un supuesto “plan nacional contra la corrupción” para combatir las mafias. Ciertamente, Venezuela necesita que haya un combate frontal contra la corrupción, pero ese combate no puede ser planteado o llevado a cabo, por los mismos que han transmutado a Venezuela en uno de los países más corruptos del planeta. Esa contradicción no sólo es absurda, sino que es una burla sangrienta al pueblo venezolano.
Las mafias no pueden ser erradicadas por las mismas mafias. Eso es imposible. Podrá haber una guerra entre mafias, y de hecho eso ha pasado y pasa bajo la egida de la hegemonía despótica que aún impera, pero tal guerra no es para sanear nada sino para acrecentar el poder de las mafias más encumbradas o habilidosas. De allí que el referido anuncio de Maduro -el enésimo en estos años de corrupción creciente y desbocada, sólo puede traer más penuria, más sufrimiento social y, desde luego, mucha pero mucha más corrupción.
Mientras la hegemonía roja continúe en el poder, la corrupción seguirá campeando soberana. Y ello no sólo porque muchos de sus jerarcas forman parte de la criminalidad organizada, incluso a nivel internacional, sino porque el estado de derecho y de justicia que consagra la Constitución es pura letra muerta. ¿Plan Nacional contra la Corrupción? Bienvenido sea, cuando la hegemonía sea superada y Venezuela pueda iniciar un proceso de reconstrucción integral.