Por Gerson Revanales
***Entre el amor a Venezuela y el interés por el socialismo del siglo XXI, mas pudo el interés que la defensa del Esequibo.
En nuestra columna de la semana pasada señalamos la debilidad política y jurídica en la reclamación del Esequibo. En esta oportunidad, nos referiremos a las consecuencias de esas debilidades dentro de las Naciones Unidas y las transnacionales, gracias a la indiferencia del gobierno.
El anuncio del exsecretario general de la ONU, Sr. Ban ki Moon, a finales de su mandato en diciembre de 2016, de remitir a la CIJ nuestra reclamación sobre el Esequibo, ha puesto en juego la posibilidad de un arreglo político, es decir práctico y satisfactorio, como acordaron las Partes en el Acuerdo de Ginebra 66 o alcanzar una de las soluciones diplomáticas contenidas en el Art. 33 de la Carta de la ONU. El apuro del Sr. Ban Ki Moon de buscar al final de su mandato una salida intempestiva a la reclamación del Esequibo no queda claro, como tampoco el interés del Sr. Guterres de remitir a la CIJ el caso del Esequibo.
Dichas intensiones debieron ser abortadas inmediatamente por el Sr. Maduro, por inconsultas; sin embargo, la indiferencia gubernamental permitió que el nuevo secretario general y la Consultoría Jurídica de las Naciones Unidas, a pesar de saber que Venezuela no reconoce la jurisdicción de la CIJ, al no haber realizado la declaración requerida por sus estatutos Art. 36-2 y del reglamento, Art. 26, 38 y 41; extrañamente, el Sr. Guterres, atendiendo la recomendación de su antecesor, remitió el caso del Esequibo a la CIJ, lo cual aprovechó la excolonia británica para introducir una demanda ante la Corte Internacional, solicitando se ratificara la validez del Laudo Arbitral de 1899.
Como las coincidencias en política exterior no son hijas de la rueda del destino, el pasado 16 de noviembre, dos días antes de que Guyana presentara sus alegatos ante la CIJ, el Deputy Chief de la embajada americana, Steer González, con motivo de la despedida del Embajador americano en Guyana, Peter Holloway, se refirió al interés e intervención de las transnacionales del petróleo en la zona en reclamación. Es público el apoyo financiero que el gobierno de Guyana recibe para el pago de los honorarios de los abogados que asesoran a Georgetown ante la CIJ.
Al Sr. Steer, en su apología al embajador saliente, se le fue la lengua cuando dejó claro que su jefe se dedicó a allanarle el camino en Guyana al gigante petrolero de los EEUU, Exxon Mobile, cuyo presidente ejecutivo, coincidencialmente era el Secretario de Estado para el momento. ¡Qué casualidad! Guyana en franca violación al Acuerdo de Ginebra ha permitido que las transnacionales China National Offshore Oil Company, Shell (Holanda), CGX (Canadá), y Anadarko y Exxon, de USA, debido a las importantes reservas de crudo, estimadas entre los diez y veinte MM/BP, tengan presencia en el Esequibo, desde hace más de doce años.
La extraña conducta de los secretarios generales de la ONU, el cambio de posición de los EE.UU y el interés de las transnacionales en el Esequibo son producto de la negligencia del gobierno en la defensa de la zona en reclamación.