***La Casa Blanca ha ratificado que Biden sí considera un asesino a Putin y que pagará un alto precio por haber intervenido en las elecciones americanas.
Por RAFAEL POLEO
Nuevas y más severas sanciones contra Rusia por parte de Estados Unidos son de esperar dentro de pocas semanas -no de meses, advirtió la Casa Blanca-, como parte de una escalada en la tensión entre las dos potencias, desatada tras conocerse un informe de inteligencia americano según el cual Rusia influyó y/o interfirió en las elecciones americanas de 2020 en perjuicio de Joseph Biden.
El informe, conocido el martes 16 de marzo, elimina una importante discusión sobre prioridades, al sostener que, si bien China puede a largo plazo ser para Estados Unidos una amenaza mayor que Rusia, ésta es ahora mismo un peligro mayor, debido a audacias tales como su injerencia en las elecciones americanas.
El impacto subió el miércoles 17, cuando el presidente Biden, en respuesta a una pregunta de la cadena ABC sobre si él piensa que el presidente Putin es un asesino, contestó “I do” (sí lo pienso). Biden agregó que “muy pronto verán el precio” que Putin pagará por esa intrusión. Al día siguiente, cuando se cumplieron siete años de la ocupación de Crimea por Rusia, Putin replicó trayendo supuestos recuerdos según los cuales, en su infancia se le enseñó que cuando alguien acusa de algo se está acusando a sí mismo, “mirándose en el espejo”.
Moscú llamó a su embajador, severa acción diplomática que no se producía desde el siglo pasado, informando que con él se revisaría el conjunto de las relaciones con Estados Unidos. El jueves 18, Jen Psaki, secretaria de prensa de la Casa Blanca, sostuvo que el presidente Biden no se retracta de sus palabras, pues sólo “dio una respuesta directa a una pregunta directa”. Sobre el curso que tomarán los acontecimientos, Psaki dijo que las sanciones anunciadas por el presidente americano vendrán “dentro de unas semanas, no de meses”. Siguió profundizando al señalar que además de las sanciones -cuyo efecto es a largo plazo- el presidente tiene a su disposición “un amplio rango de otras medidas”.
Distintos voceros del poder en Rusia expresaron su cólera ante las palabras del presidente americano, llegándose a proponer que la respuesta sea la instalación de bases misilísticas en Cuba y Venezuela, aliados estratégicos y tácticos de Rusia. Al mismo tiempo, se puso en marcha una campaña de opinión sugiriendo senilidad en el Presidente de los Estados Unidos. En tono de sorna, Putin deseó “buena salud” a Biden, y sobre la marcha fue repetida en las redes sociales la grabación de Biden resbalando en la escalera al subir a su avión.
La publicación del delicado informe sobre injerencia electoral no pudo producirse sin la aprobación de la Casa Blanca. De hecho, los altos funcionarios que lo redactaron han aceptado que se lo retuvo para evitar su efecto político durante la campaña electoral. Este y otros hechos propician la interpretación de que Estados Unidos ha decidido revertir los avances de Rusia en todo el planeta, incluyendo los dos países donde un vocero del Kremlin dijo que se deben implantar cohetes nucleares rusos. Para medir esta determinación servirá el “precio” que el Presidente de los Estados Unidos de Norte América impondrá al de Rusia por intervenir en las elecciones de su país… aunque cabe suponer que la determinación provenga del peligro inmediato que la actividad rusa fuera de sus fronteras significa para la seguridad de los Estados Unidos, según lo dicho por los organismos de inteligencia americanos.