*** Ni sanciones ni elecciones justas. Para el autor, el punto más difícil de la negociación entre el régimen de Maduro y la Plataforma Unitaria será la impunidad que quiere el madurismo.
Por Francisco Poleo
Jorge Rodríguez llegó a París pidiendo el fin de las sanciones. Gerardo Blyde, por su parte, lo hizo pidiendo unas elecciones competitivas en las cuales los venezolanos puedan elegir libremente su destino. Es decir, cada uno llegó pidiendo lo que espera conseguir al final del proceso de negociación.
¿Sorpresa? No debería haber ninguna, pero algunos analistas ligados al gobierno interino brincaron enseguida cual picados por una mapanare en lo que Rodríguez habló. Como los conozco, sé que no pecan de ingenuos. Mucho menos de idealistas. Esa tropa juvenil corre el peligro de hacerle sombra a la tropa de mediana edad que busca la cohabitación como sea con tal de tranzar algunos bonos de la deuda venezolana.
Los presuntos indignados se alebrestaron aún más cuando a Petro se le ocurrió hablar de amnistía general. Algunos preciosistas recordaron que la CIDH, a la cual Venezuela hace mal en no pertenecer, prohíbe las amnistías. La tropa juvenil no fue tan quisquillosa cuando Voluntad Popular aprobaba en la Asamblea Nacional del 2016 una Ley de Amnistía que, por supuesto, incluía a Leopoldo López y a todos los perseguidos políticos de la dictadura.
¿Que los Derechos Humanos ni prescriben ni se negocian? De acuerdo, pero no nos engañemos ni nos disfracemos de carmelitas descalzas. Halloween ya pasó. Todos sabemos que al madurismo sólo lo sienta en la mesa de negociación el peso de las sanciones y la desesperada búsqueda de impunidad, no su voluntad democrática. Petro, y Dios me salve de tener que defenderlo nuevamente, lo que hizo fue hablar descarnadamente de lo obvio. Igual que Jorge Rodríguez. Haría bien en hacer lo mismo la oposición, porque la mejor manera de honrar a las víctimas del chavo-madurismo es culminando la transición a la democracia.
Aquí cabe otra obviedad, y es que esa transición a la democracia será tan sólida como lo sean las reparaciones a las víctimas. Una justicia transicional es necesaria. No será tan fácil como un decreto de amnistía pero la idea de fondo es la misma.
Ni las elecciones justas ni el levantamiento de sanciones serán los puntos álgidos de la negociación. El nudo gordiano será la impunidad que quiere el madurismo. Debemos abrir los ojos ante la realidad.