Desde el exilio, Puigdemont aspira a liderar nuevamente el proceso independentista catalán, desafiando las órdenes de arresto en su contra.
Desde el pequeño pueblo de Elne, en el sur de Francia, Carles Puigdemont, líder separatista catalán en exilio desde 2017, ha anunciado su decisión de participar como principal candidato por su partido Junts en las elecciones regionales anticipadas de Cataluña este 12 de mayo. «He decidido presentarme al parlamento catalán en la próxima elección», declaró ante los miembros de su partido, evidenciando su inquebrantable objetivo: «El objetivo más importante que nos hemos propuesto es hacer del proceso de independencia un éxito».
Puigdemont, de 61 años, enfrenta la posibilidad de ser arrestado en España por su papel en el referéndum de independencia ilegal de 2017 y el intento subsiguiente de secesión de la región. No obstante, un giro en los acontecimientos políticos sugiere un posible cambio de escenario para el líder separatista. El Primer Ministro español, Pedro Sánchez, pactó una amnistía con los separatistas para asegurar su reelección el otoño pasado con sus votos. Gonzalo Boye, abogado de Puigdemont, ya había anunciado que su cliente regresaría a España, aceptando las consecuencias de su arresto inminente.
Sin embargo, debido a los tiempos del proceso parlamentario, la amnistía solo podría entrar en vigor después de las elecciones, una situación que se precipitó cuando el líder del gobierno regional, Pere Aragonès, del partido separatista de izquierda ERC, adelantó las elecciones tras el fracaso de su presupuesto en el parlamento de Barcelona.
La posibilidad de que Puigdemont gane las elecciones y promueva nuevamente la independencia de esta región económicamente potente del noreste de España genera gran preocupación. Adicionalmente, el gobierno minoritario del primer ministro depende de los votos de los separatistas, complicando aún más el panorama político español.
Cataluña todavía resiente las consecuencias del fallido intento de separación de 2017, que dejó tras de sí inestabilidad política, así como fuga de empresas y capitales. La candidatura de Puigdemont introduce un nuevo capítulo en esta saga política, con implicaciones que resonarán más allá de las fronteras catalanas.