La economía estadounidense y la incertidumbre global sacuden los mercados con pérdidas significativas en Wall Street, criptomonedas y bolsas internacionales.
Este lunes, Wall Street registró una de sus caídas más severas en años, reflejando las crecientes preocupaciones sobre la salud de la economía estadounidense y las tensiones globales. El Dow Jones Industrial Average cayó 800 puntos, el Nasdaq 100 perdió casi un 5% y el S&P 500 se desplomó cerca de un 3%.
El índice de volatilidad VIX, conocido como el «indicador de miedo» de Wall Street, alcanzó su nivel más alto desde los primeros días de la pandemia de COVID-19. Simultáneamente, los rendimientos del Tesoro de EE.UU. cayeron, con el rendimiento del bono a 10 años bajando por debajo del 3.8%.
La venta masiva de acciones se aceleró después de un informe de empleo decepcionante en EE.UU. publicado el viernes, lo que incrementó las preocupaciones sobre la economía y la posible demora de la Reserva Federal en recortar las tasas de interés. Según el CME FedWatch Tool, casi el 100% de las apuestas están a favor de un recorte de tasas de 0.5% para la reunión de septiembre de la Fed.
Austan Goolsbee, presidente del Banco de la Reserva Federal de Chicago, señaló que, a pesar de los datos de empleo más débiles, la economía estadounidense no parece estar en recesión. «Estos datos, para mí, no parecen de sobrecalentamiento», dijo Goolsbee en una entrevista en CNBC, advirtiendo contra hacer demasiado caso a la liquidación global de acciones.
Las criptomonedas también sufrieron un duro golpe. Bitcoin y Ether se desplomaron a mínimos de varios meses, afectados por la preocupación de una posible recesión en EE.UU. Bitcoin perdió más de un tercio de su valor desde su máximo histórico en marzo, cayendo un 12% a $52,054, mientras que Ether bajó un 21% a su nivel más bajo desde enero.
La turbulencia no se limitó a Wall Street. El índice Nikkei 225 de la Bolsa de Tokio experimentó su mayor caída en puntos desde 1987, con una pérdida del 12.4%. Los mercados bursátiles de Europa y Asia también sufrieron fuertes caídas, con el FTSE 100 de Londres abriendo con una caída del 2.3% y el Euronext 100 bajando un 3.5%.
En medio de este panorama, los inversores se mostraron preocupados por las señales de debilidad en la economía estadounidense y las crecientes tensiones geopolíticas. El yen japonés se fortaleció frente al dólar estadounidense, complicando aún más la situación para los inversores extranjeros en Tokio.
El mercado de valores japonés sufrió su peor día en 37 años, con una caída del 12% en el índice Topix. Los operadores en Tokio señalaron que la venta masiva formaba parte de una gran corrección y movimiento de reducción de riesgos por parte de fondos globales. El desplome en Japón también arrastró a las acciones de los principales fabricantes de chips en Asia, con Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC) cayendo un 9.8% y Samsung Electronics y SK Hynix bajando alrededor de un 10%.
En Europa, el índice Stoxx Europe 600 perdió un 2.2%, y los mercados de futuros indicaron que la tendencia bajista podría extenderse a EE.UU., con los contratos que rastrean al Nasdaq 100 cayendo un 3.8%.
La reacción del mercado tras los datos de empleo sugiere que los inversores creen que la Reserva Federal pudo haber cometido un error al no recortar las tasas. Los futuros del índice VIX subieron por encima de los 40 puntos, el nivel más alto desde las primeras etapas de la pandemia.
El impacto de la ruptura del carry trade del yen también contribuyó al desplome, ya que los inversores, especialmente los fondos de cobertura estadounidenses, se vieron obligados a cerrar sus operaciones debido al cambio en las tasas de interés.
En resumen, la jornada del lunes fue un recordatorio de la fragilidad del mercado global y de cómo las preocupaciones económicas y geopolíticas pueden desencadenar reacciones en cadena, afectando a diversos sectores y mercados alrededor del mundo.