Los presidentes de EE.UU. y Panamá unen fuerzas para cuestionar el proceso electoral en Venezuela y abogar por un retorno a las normas democráticas.
El presidente Joe Biden y el recién electo presidente de Panamá, José Raúl Mulino, no se guardaron palabras para expresar su profunda preocupación por lo que describieron como las «serias fallas» en el conteo de votos tras las elecciones del 28 de julio en Venezuela.
Biden, quien no dudó en destacar la importancia de la democracia en el hemisferio, agradeció a Mulino por su compromiso con la defensa de los valores democráticos, tanto en Panamá como en toda la región. La conversación, cargada de diplomacia pero también de firmeza, dejó claro que ambos líderes no están dispuestos a dar un paso atrás en su lucha por restaurar la democracia en Venezuela.
El mandatario estadounidense fue enfático al reconocer los esfuerzos de Mulino por movilizar el apoyo regional para presionar por un cambio en Venezuela, subrayando que la restauración de las normas democráticas no es solo un deseo, sino una necesidad urgente. «La defensa de la democracia no tiene fronteras, y en Venezuela, se necesita más que nunca», habría dicho Biden durante la llamada, en un tono que reflejaba tanto preocupación como determinación.
Por su parte, Mulino, apenas semanas después de asumir el cargo, demostró que no está dispuesto a esquivar los desafíos que enfrenta la región. La decisión de abordar de frente la crisis venezolana, sin rodeos, es un claro indicio de su voluntad de ser un actor clave en la defensa de la democracia en América Latina.