Por Karisa López
El lugar favorito de Luis Olavarrieta es el tepuy Autana, en el estado Amazonas. “Es el lugar más mágico que he visto en mi vida, sin menospreciar a Roraima, Canaima, Mérida”, expresó.
También aseguró que el lugar con “más show” que ha conocido es Nueva York. “Es una gran ciudad para el artista”.
Pero Luis es una figura pública no por ser artista ni estar en espectáculos, es periodista. Actualmente, su trabajo se refleja en Televen, como conductor del espacio “Rostros del crimen”, y como reportero para Caraota Digital.
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Inició la cobertura de las protestas antigubernamentales el 1 de abril, cuando fue convocada la primera movilización opositora en rechazo a una sentencia del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) contra la Asamblea Nacional (AN). Desde entonces, ha asistido a la mayoría de las manifestaciones. “He podido estar en los momentos más importantes de mi país”.
Afirmó que nunca ha sentido miedo y, en cambio, ha tenido presión sobre sus hombros. También reveló que “algo mágico pasa, que después de asumir el reto, me puede entrar la tristeza, la soledad, el nerviosismo. Vulnerabilidad, esa es la palabra”.
Recomendó que el periodista debe mantenerse ecuánime y equilibrado en situaciones difíciles, para así llevar la información de forma acertada. Asimismo, reconoció que es complicado manejar las emociones cuando se debe correr de un lugar a otro y reportar a la vez.
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“Trato de ser lo más justo posible. Cuando entras en frío, entra el personaje, la humanidad, el ciudadano (…) No veo las injusticias, hasta que el personaje humano entra”, señaló.
Estar presente en las protestas ha representado para Luis Olavarrieta un compromiso con el país, principalmente como ser humano y luego como periodista. “El venezolano nunca ha dejado a su compatriota solo, ver estas muestras de afecto me ha hecho entender para qué vinimos en la vida. No solo a ser felices, sino a hacer a otro feliz, entregar a otros una mano amiga, una ayuda”, aseguró.
Luis siempre reza antes de salir de su casa. Las bendiciones que recibe en la calle las toma “con muchísima fe y siento que me cubre algo”. Cierra los ojos y lo vive “con mucha intensidad”.
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Se declaró como fanático de Jim Morrison, de quien es ídolo desde joven. “Es un pilar que quisiera construir como ser humano a través del perdón y cómo a través de las cosas negativas que le han pasado transformó su esencia”, expresó. Nelson Mandela también es su ejemplo a seguir y, afirmó, debería ser el de todo el mundo.
Su primer empleo fue en un club de video, lo cual lo llevó a apasionarse por el cine. Le gusta el trabajo de Jean Claude Van Damme, Sylvester Stallone, Bruce Willis y, en mayor medida, admira a superhéroes como Batman y la Mujer Maravilla. “Hay algo muy intenso en eso”, espetó.
No menosprecia las cosas que le han sucedido. Recuerda a Ají Picante como su oportunidad de “quemar etapas”. “Jamás podré renegar de un programa tan maravilloso como el que viví. Me ayudó a madurar muy rápido”.
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“Siempre fui un joven muy irreverente, muy feliz, muy jocoso, muy impertinente, que poco a poco ha ido evolucionando en su carrera hacia donde siempre se ha querido ir (…) Soy muy buen amigo, tengo muchos amigos. Si puedo dar la vida por ellos, la doy. Mi punto sensible son mis sobrinos y tengo un perro al que amo. Soy una persona bastante intensa, muy fiel, muy orgullosa, muy explosiva, pero también de buenos sentimientos”, afirmó.