El pasado 10 de junio, el opositor al régimen castrista, Guillermo Fariñas, informó a través de su cuenta en la red social Twitter, que el presidente cubano, Raúl Castro, se encontraba en un delicado estado de salud, presentando trastornos hepáticos, neurológicos y cardíacos, por lo que estaría siendo atendido en una sala de atención ubicada bajo la Plaza de la Revolución, en La Habana.
El opositor no quiso revelar sus fuentes, sin embargo, aseguró que se trata de militares y exmilitares que se encuentran descontentos con el gobierno de Castro y pertenecen al Foro Antitotalitario Unido (FANTU), aunque no de manera pública.
Según Fariñas, el mandatario discutió con los médicos que lo atendieron porque pretendía asistir al último Pleno Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas, UJC, celebrado el pasado fin de semana, pero que éstos no lo autorizaron debido a su delicado estado de salud. Asimismo aseguró que se estaría buscando la forma de conseguir un doble del primer mandatario cubano «para que salga a las calles y rompa con los rumores».
Ante el revuelo y el desconcierto que causó, Fariña aclaró que «en ningún momento hemos puesto en nuestro Twitter que Raúl Castro esté en estado crítico de salud. O sea, no se está muriendo, aunque si está muy enfermo».
Sin embargo, en medio de la ola de rumores sobre su estado de salud, Castro recibió al canciller de Luxemburgo el 12 de junio, en el marco de una reunión en la cual discutieron temas de la agenda internacional. Información que fue reproducida por distintos medios digitales cubanos y el diario nacional Granma.
Imagen publicada por la cancillería de Luxemburgo.
Cabe resaltar que Castro, de 86 años de edad, estaría abandonando el cargo presidencial este año, entregando el poder a su sucesor en febrero de 2018. No obstante, uno de sus tuits Fariña asegura que «existe gran incertidumbre y temor de miembros de la dinastía militar Castro-Raulista, porque Raúl no pueda entregar el poder, en febrero de 2018, como se estipula».