Foto José Mayorca / ENPaísZeta MUD

La propuesta de la MUD para el «proceso de decisión soberana» el 16 de julio

El teatro de Chacao sirvió de escenario para un nuevo pronunciamiento de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) junto a distintos sectores de la sociedad venezolana.

Como si se tratara de una obra, el telón se abrió para «mostrar» a los distintos líderes políticos junto a estos representantes de universidades, gremios, ONG’s, Movimiento Estudiantil y la Iglesia.

Desde Henrique Capriles pasando por Henri Falcón, María Corina Machado, Henry Ramos Allup y Julio Borges estaban allí dispuestos, como aseguraron, a ofrecer una «ruta clara» a los venezolanos de cara al proceso Constituyente para el cual falta 27 días.

Borges fue el encargado, aunque no estaba planificado, de leer el comunicado suscrito por los presentes y el cual llevo por nombre «Que sea el pueblo el que decida».

En el texto se desarrollan una serie de consideraciones e inicia resaltando el hecho de poder «declarar juntos, pese a las posiciones antagónicas que se pueda tener».

Aunque en este evento se esperaba contar la participación de sectores oficialistas que se oponen a la Constituyente, esto no ocurrió.

Borges lo justificó diciendo que, a diferencia de la MUD, ese «chavismo disidente» cómo se ha hecho llamar no está unificado ni sigue las mismas directrices.

Sin embargo, insistió en que las puertas están abiertas.

Siguiendo con el documento, Borges continuó leyendo que la propuesta iba en función de la «defensa de la Constitución y la República porque sabemos que ambas están amenazadas».

Según los opositores, estos son momentos en los que «se reclama Unidad para defenderla (Constitución)» y para expresar «una misma idea de unidad nacional».

Destacan que, ante un Estado que según ellos se encuentra en «fragilidad y aislamiento», ha salido la «actuación firme» de la Asamblea y el Ministerio Público. Aunque no todo fueron rosas para la Fiscal, Borges aclaró que «hubo años de comportamiento cómplice» por parte de esa institución. Sin embargo, insiste en que defender la Constitución es un asunto de urgencia «que solo se puede hacer desde la independencia de poderes» y sumando apoyos que incluyen la base oficialista.

También resalta el documento el hecho de que la comunidad internacional tenga sus ojos en Venezuela pero aclaran que, «todo acuerdo debe pasar por el restablecimiento del orden constitucional».

Esto ante los rumores de reiniciar los procesos de diálogo con la participación de varios países.

La criminalizacion de la protesta es algo que también rechazan. Más, cuando viene según ellos «de aquellos que se hicieron llamar hijos del Caracazo».

De acuerdo al documento, el gobierno pretende dar «un golpe de Estado para mantenerse en el poder a toda costa. Maduro, con la complicidad del TSJ y el CNE decidió cerrar las puertas democráticas», señalan en relación al revocatorio e incluso, a las elecciones de gobernadores. Pese a lo que consideran el «desconocimiento del mandato de 14 millones de personas», los opositores y sectores presentes, aseguran que la «indignación no ha abandonado, ni lo hará, las calles» y que la «pretensión de cambiar la Constitución por un proceso fraudulento, es para quedarse en el poder. Maduro entendió que no puede gobernar por los votos y decidió hacer una Carta Magna a su medida».

Para ellos, de concretarse la Constituyente sería la «Disolución de la República» y es por ello que llaman a la colectividad a «defender la posibilidad real de vivir en democracia».

Le exigen al presidente Maduro el retiro de la Constituyente. «No vamos a permitir que la destrucción de Venezuela se concrete».

En esa misma tónica exigen que el Poder Electoral permita elegir un nuevo gobierno.

Borges era interrumpido cada tanto por aplausos y consignas del público presente, quienes hacían ondear pancartas y bandera de Venezuela.

En ejercicio de los artículos 333 y 350 de la Constitución, todas las organizaciones expresan solicitar a la Asamblea que, en función del artículo 71 de la Constitución, se convoque a un «proceso de decisión soberana» y a partir de ese resultado, activar «el levantamiento democrático y hora 0 para defender la Constitución».

Así convocan al pueblo a decidir cuál es la vía a seguir en esto que califican de «encrucijada».

Al respecto, se tiene previsto que este misma semana, pudiese ser el jueves, se convoque a esta sesión y la convocatoria para dicha consulta que es para el 16 de julio, fecha que los opositores esperan «elegir el futuro del pueblo y a partir de ese momento activar una fase superior de lucha».

Aunque no especificaron en qué consistirá esa «hora 0», se espera que la consulta pueda tener dos preguntas:

-¿Está usted de acuerdo con la Constituyente?

-En función del artículo 350, ¿considera que deben renovarse los poderes que están a espaldas de la Constitución?

Aún y cuando el artículo 71 habla del referendo consultivo, Borges señala que no es tal. Para Capriles, en cambio, será una especie de «juicio popular».

Dicha consulta o «proceso de decisión soberana», se hará sin la participación del CNE.

Por lo que los opositores afinan detalles con las universidades y la Iglesia.

En el documento se deja constancia de varios puntos o acciones:

-Que el Pueblo sea quien decida si rechaza o reconoce la Constituyente.

-Que sea el pueblo quien demande el rol que deben asumir los funcionarios públicos y la Fuerza Armada Nacional para restituir el orden constitucional.

-Que sea el pueblo quien decida si convoca o respalda la renovación de poderes públicos al margen de la Constitución y si están de acuerdo con la formación de un gobierno nacional a través de elecciones.

«El país y el mundo deben entender que es un proceso democrático. Vamos a construir un país para todos sin excepciones. Estamos obligados a defender la Constitución y la Recuperación de la democracia y la gobernabilidad. Abajo la dictadura. Que sea el pueblo quien decida», culminó leyendo Borges.

El acto culminó con el himno nacional y para muchos de los presentes, con más preguntas que respuestas.

Foto José Mayorca / ENPaísZeta