La firma del Compromiso Unitario para la Gobernabilidad genera polémica en las filas de la oposición al ser interpretada como un acuerdo que permite a Nicolás Maduro mantenerse en el poder hasta el final de su mandato.
Esa interpretación, errónea pero comprensible, se basa en puntos del acuerdo como las primarias para elegir al candidato opositor. Se asume que el documento es una prueba de que se esperará el curso de los acontecimientos para tomar el poder en el 2019, previas elecciones en el 2018, cuando eso no se menciona en ninguna línea del manifiesto.
Ciertamente, es un pacto para gobernar, por lo cual su implementación será en el futuro cercano, pero no en el futuro inmediato que exige un sector de la oposición, olvidando que la dirigencia cuenta con la presión social e internacional pero no con fusiles.
Amparados en una de las preguntas de la Consulta Popular del 16 de julio, se esperaba la conformación de un gobierno paralelo al actual. La pregunta era la siguiente:
«¿Aprueba que se proceda a la renovación de los Poderes Públicos de acuerdo a lo establecido en la Constitución y a la realización de elecciones libres y transparentes, así como a la conformación de un Gobierno de Unión Nacional para restituir el orden constitucional?».
Ciertamente, la pregunta se presta a confusiones. La primera parte, la que corresponde a la renovación de los Poderes, ya se está cumpliendo y la debemos ver materializada este viernes con el nombramiento de los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia. Sin embargo, la segunda daba a entender que se nombraría, unilateralmente, un gobierno en las sombras. No es así, y la observación solo la hicieron sectores del chavismo originario. La Mesa de la Unidad Democrática argumentó que no tenían tiempo para replantear las preguntas, generando otra confusión en lo que ya es un caso crónico dentro de la coalición opositora de mal manejo comunicacional.
Si se hubiera explicado bien, no habría que ahondar en este momento, ya en la escalada del conflicto representada en acciones de protesta como el Paro Cívico, en el punto clave de la pregunta: «de acuerdo a lo establecido en la Constitución». La Carta Magna no habla en ningún momento de la formación unilateral de un Gobierno sin pasar por el pueblo en unos comicios organizados por el Poder Electoral. Una cosa es consultarle a la gente sobre temas en específico sin necesidad del ente comicial, como se hizo el 16 de julio, y otra es formar gobierno de esa manera. Como el CNE está secuestrado por el régimen, hay que proceder primero a reinstitucionalizarlo mediante el nombramiento de nuevos rectores. Para que eso ocurra, se debe rescatar al Poder Judicial nombrando nuevos magistrados, lo cual está pautado para este viernes.
Entonces, ¿por qué el Gobierno de Unión Nacional en la pregunta? La MUD sabe que será gobierno dentro de poco, y sería trágico que no estuvieran de acuerdo en ese momento crucial en el cual no se puede improvisar. Los precandidatos opositores recibieron un mandato el 16 de julio de que deben gobernar en Unidad y solo en Unidad. Cualquier intento de hacerlo fuera ese pacto significaría el derrumbe de su gobierno y de toda la lucha que han dado los venezolanos para restituir la democracia. Aunque ahora parezca una tontería por las urgencias del momento, es blindar a futuro lo que se está seguro se logrará. ¿Las primarias? Este pacto de gobernabilidad perdurará en el tiempo, por lo cual habla de una Venezuela normalizada. Habrá elecciones dentro de un corto lapso, pero previo paso por una transición en un escenario similar al de 1958.
La gran imprudencia
Un dirigente regional del partido de María Corina Machado cometió la imprudencia política de filtrarle a una periodista de PanAm Post que el Compromiso Unitario para la Gobernabilidad que «Vente celebra que haya un acuerdo de gobernabilidad entre los distintos factores; pero tenemos observaciones de forma y fondo del documento. Y nosotros presentamos eso, pero como no fueron tomadas en cuenta no suscribimos el acuerdo. Sin embargo, si apoyamos el de hecho de que haya habido un apoyo. En la reunión estuvo presente el secretario general de la organización». Es decir, con Dios y con el Diablo.
Zeta reveló esta semana que la única discusión en la cual no había consenso en el pacto era en el tema de la no reelección presidencial, vital para que haya alternancia en el poder en una organización que agrupa a decenas de partidos. La MUD se desmoronaría sin esa cláusula. El factor de perturbación, cabe aclarar, no era Machado sino «otro precandidato, pero al final terminó cediendo», señala la fuente.
El Compromiso Unitario fue aceptado por todos los integrantes de la Unidad, que ahora deben asumir su compromiso histórico de velar por las próximas generaciones y no por la última tendencia en Twitter.
Foto José Mayorca / Zeta