La Asamblea Nacional Constituyente de Nicolás Maduro -electa, fraude mediante, por 8.089.320 personas- decidió absorber, mediante decreto formalizado este viernes, los poderes legislativos de la Asamblea Nacional -electa por 14.385.349 personas-. La entidad fraudulenta tomará las decisiones que hasta ahora venía tomando la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, Poder que decidió vaciar los poderes de su par Legislativo al considerar que éste está en desacato al no desincorporar a los tres diputados de Amazonas que le dan la mayoría absoluta a la coalición conformada por partidos opositores.
Tras correr como pólvora que el tarantín de Maduro había disuelto el Poder Legislativo, Delcy Rodríguez y Diosdado Cabello se apresuraron a enmendar la plana. Ocurrió un poco lo de abril, cuando el TSJ, a medianoche, sentenció que no había desconocido a la Asamblea Nacional pero siguió ejerciendo las funciones usurpadas. ¿Por qué la premura de los representantes del régimen? Ahogados por el látigo de Donald Trump y las deudas que deben pagar a los tenedores de bonos que se llevan las últimas monedas de las arcas de la Nación, buscan, como sea, calmar las aguas internacionales.
El pago de la mencionada deuda no solo se complica por la falta de dinero. Aunque se consigan los miles de millones de dólares, los bancos serios y establecidos no se prestan para operar con un Estado que mundialmente está siendo catalogado como forajido. Por ello, el régimen ha tenido que recurrir a instituciones financieras de medio pelo fundadas por algunos venezolanos que han decidido prestarse a la farsa en el último episodio, los cuales no se dan abasto con los pagos de miles de millones de dólares en pagos de intereses por no tener la liquidez necesaria. De esa manera, tienen que centralizarlo en distintas compañías que tienen la custodia de los títulos, por lo que los pagos nunca están a tiempo. Es lo que está ocurriendo, por ejemplo, con el cupón PDVSA 2022.
Volviendo al tema legislativo, Maduro necesita, urgentemente, la aprobación parlamentaria para un nuevo endeudamiento con China y/o Rusia, los únicos que se podrían atrever a enviarle algo de dinero, a cambio de condiciones draconianas y para incordiar a Estados Unidos. Esperaba conseguir eso con la Constituyente, pero no supo medir el rechazo internacional que generaría la medida. No lo supo él ni lo supo Castro. Putin y Xi, a la hora de la verdad, se lavarán las manos.
Por qué las regionales
La tesis de que Maduro adelantó las elecciones de gobernadores para dividir a la oposición es cierta, pero no es absoluta. Aparte de la evidente intención política, también lo hizo para recuperar un poco su imagen a nivel internacional. Las elecciones pautadas en la Constitución forman parte de las exigencias de la comunidad internacional. Sin ir más lejos, «elecciones pautadas en la Constitución» fue la frase utilizada por Rex Tillerson, secretario de Estado de Estados Unidos, en la última rueda de prensa que dio sobre su principal problema regional. Sin embargo, la jugada pone a Jorge Rodríguez, el operador electoral del PSUV, en la titánica tarea de sacar en esas regionales, como mínimo, los supuestos 8.089.320 que anunció el CNE el 30 de julio. El problema es que ahora, con los testigos opositores en todas las mesas electorales, habrá garantía para defender el voto, como ocurrió en las parlamentarias.
Esa titánica tarea que se le avecina a Rodríguez es consecuencia de la estrategia opositora de convocar la Consulta Popular del 16 de julio, en la cual se consiguieron 7.600.000 votos. Puede que la MUD no lo haya previsto exactamente así, pero el curso del juego la ha puesto en esa favorable posición. La votación dos semanas antes de elegir a los miembros del tarantín constituyente obligó al régimen a subir la parada hasta los supuestos 8.089.320 que deben repetir poco más de dos meses después con la vigilancia correspondiente de la oposición. Si no lo hacen, no quedaría duda a nivel mundial del fraude perpetrado el 30 de julio, si es que queda alguna. Sería el plebiscito oficial y la imposibilidad final de conseguir financiamiento internacional mediante la aprobación del tarantín constituyente. De hecho, un resultado oficial que garantice una victoria opositora daría a pie a cualquier escenario.
Victoria pírrica
Dicen los entendidos que, en política, cuando se voltea el santo, no hay manera de enderazarlo. Esta inesperada resistencia final del castro-madurismo puede dilatar su caída, pero no impedirla. El nuevo intento de absorber los poderes legislativos es una demostración de fuerza que termina debilitando a quien la ejecuta. Si en el mundo se comenzaba a hablar con alguna normalidad de la Constituyente y sus actos, atacar de frente a la reconocida mundialmente como legítima Asamblea Nacional recuerda la condición forajida del régimen. Una jugada tan descabellada parece, más bien, digna de un enemigo interno del madurismo.
Foto Archivo Zeta