El entrenador de la selección venezolana de baloncesto se prepara en España para afrontar la próxima Copa América a jugarse en Argentina desde el 25 de agosto.
Gabriel Rodríguez
Néstor García pasa desapercibido cuando camina por Torrejón de Ardoz. Mientras camina del Hotel de concentración hacia el Gimnasio José Antonio Paraíso -como siempre lo hace-, la gente lo ve como uno más. Un hombre de poca estatura, delgado, de piel tostada, ojos claros y cabello castaño claro no es precisamente el estereotipo de un profesional del baloncesto. Sin embargo, las tranquilas calles de Torrejón ignoran que este personaje tiene a sus espaldas dos campeonatos sudamericanos (uno con Argentina y uno con Venezuela), un campeonato FIBA de las Américas (Venezuela), un Sudamericano (Venezuela) y una Liga de Las Américas (Guaros de Lara) como palmarés internacional.
Un corrículum que lo llevó a ser contratado por el Montakit Fuenlabrada de la Liga Endesa Española.
Néstor «Ché» García se relaja a las puertas del Gimnasio antes de entrenar por última vez antes de viajar de Madrid a Málaga. Se prepara un mate y se fuma un cigarro. Está completamente listo para responder a las preguntas de quien les escribe estas líneas:
¿Cómo se afronta el AmeriCup con las bajas de jugadores claves?
-El compromiso, el sentimiento y las ganas es igual. Uno representa la bandera de Venezuela y eso no se negocia ni se cambia. Así somos y así fuimos siempre. Por distintas razones hemos tenido muchas bajas, pero hay jugadores que conocen mucho nuestro proceso. Hay jugadores que están con nosotros desde hace cinco años.
Hay gente nueva y eso tiene un proceso de adaptación, y eso hace algunas diferencias, pero tienen muchísimo talento y merecen estar aquí. Nos estamos apenas reencontrando desde hace diez días más o menos. Estamos en adaptación aunque el proceso ya está andado. Pero el compromiso no cambia esté quien esté
¿Extraña esas bajas?
– No pasa por extrañar. Más allá del tiempo que tengamos la mayoría de los jugadores y yo, están los logros deportivos que hemos tenido. Eso crea una comunión especial solo igualable a una comunión similar. Pero esto comenzó de esta manera y debemos asumirla. Aquí hay jugadores que merecen estar y tienen muchas ganas de trabajar. Y que ya con la base hecha, el avance con ellos es más cómodo. Tengo jugadores como los hermanos Vargas, como Néstor (Colmenares), como Cox que le transmiten a la gente joven y me ayudan a transmitir la idea.
En lo anímico no afecta. Lo que pasó el otro día con España era la realidad (perdieron un amistoso 90-44). Ellos tienen tiempo entrenándose para el europeo, están prácticamente completos y nosotros además de las bajas, tenemos poco tiempo concentrados, así que se vio en la cancha la realidad del momento de cada uno. Pero sabemos que nosotros podemos y sabemos dar más y es cuestión de preparación, de eso se trata. Pasó lo que tenía que pasar. El baloncesto es un deporte generalmente bastante lógico. Nosotros conocemos tanto nuestras capacidades como nuestras limitaciones y nuestro techo.
Nosotros hemos mejorado algo así como 15 puestos en el ranking mundial (Venezuela está en el puesto 11 en el ranking FIBA). Eso dicta más o menos lo que podemos hacer. Hemos logrado posicionarnos entre las mejores del mundo. Ese día no estuvimos ni cerca de lo que podemos hacer. Por mérito de ellos principalmente y porque nosotros estamos recién comenzando. Nosotros estamos enfocados en estar bien el 27 cuando salte la bola al aire en el torneo de América. Ese es nuestro objetivo.
¿El listón tan alto le da más responsabilidad?
– No lo creo. Mis compañeros de trabajo son unos fenómenos. Nosotros tomamos con la misma responsabilidad el premundial que jugamos en 2013 como el último sudamericano que ganamos en Caracas y como los Juegos Olímpicos. Es que esto es representar a un país por sobre todas las cosas. No hay absolutamente nada más grande que la bandera del país al que uno está representando, en este caso Venezuela.
Nosotros sabemos como grupo que tenemos a un país que nos sigue y que a medida que avanzamos, nos apoya más y más. Y eso nos compromete muchísimo. Sabemos que hay un país que se para y nos dedica un tiempo por la televisión. Nosotros sabemos que tenemos un país detrás que cree en nosotros. Eso te crea un extra que no te lo da ninguna de las horas en una cancha de entrenamiento, ningún complejo vitamínico, ningún video, ningún scouting o ninguna charla. No hay nada más importante para un deportista profesional que saber que tu país sueña con que uno lo represente bien y que está a la distancia mirando por televisión pidiendo que a uno le vaya bien.
¿Venir a España se ha vuelto una cábala?
– Acá tenemos condiciones muy buenas para entrenar, es muy tranquilo. Siempre venimos a Torrejón, siempre nos quedamos en el mismo hotel, siempre entrenamos en la misa cancha así que sí. Quizás es algo cabalístico. Si algo va bien para qué lo vas a tocar.
¿Cómo es la relación España-Venezuela?
– Una de las buenas cosas que ha hecho la Federación es haber aceptado lo que les pedí cuando me contrataron. Que para cambiar el chip había que codearnos con los grandes de Europa. Cuando veníamos en 2013 nadie quería jugar con nosotros. No podíamos lograr ningún amistoso. Entonces a través del tiempo, de progresar, de estar siempre por acá y de haber tenido logros, nos han considerado y para nosotros es un crecimiento enorme. Estamos muy cómodos y estoy muy feliz por habernos ganado el respeto como un equipo que fue a los Juegos Olímpicos. Y eso lo ves cuando te cruzas con jugadores de grandes equipos y te saludan como alguien de respeto.
La NBA es la NBA, eso no tiene comparación. Pero para mi, la Liga de España es la mejor Liga del Mundo FIBA. Si haces un ranking del mundo e incorporas a la NBA, la española sería la segunda mejor del mundo. Ojalá muchos de nuestros jugadores puedan participar aquí.
¿Qué expectativas hay para la Copa América?
– Son muy altas. Además, se me junta que voy a jugar un torneo en mi país y en mi Ciudad (Bahía Blanca). Ahí crecí y es dónde vive mi familia. De dónde yo salí y dónde me metieron el básquet en la sangre. Eso me motiva muchísimo.
¿Qué espera como técnico del Montakit Fuenlabrada?
Esta oportunidad del Montakit Fuenlabrada Gracias a Dios se me da ahora y realmente luego de 28 años de entrenador profesional es una oportunidad buenísima. Un reto formar parte de la Liga Endesa, la mejor del mundo FIBA. Hay un salto de calidad importante en cuanto a los rivales. Me llega en el mejor momento de mi carrera y quizás en el mejor de mi vida personal. Este el octavo país en el cual trabajaría y estoy en un proceso de adaptación.
¿Extrañará Venezuela?
Venezuela siempre se extraña. Es un país que amo con locura. La gente me ha dado mucho. Lo agradable y cariñoso del venezolano, lo que te apoya y lo que te ayuda a crecer es increíble. Es un país increíble. A veces, y lo digo con mucho respeto, creo que el venezolano no tiene idea de la dimensión del país que tienen. Siempre los voy a tener mi corazón y en mi mente.
Yo siempre estoy hablando con venezolanos o con gente en Venezuela. Son muchos años de estar muy juntos, de haber logrado cosas, de haber recibido cosas, de haberme instalado, de haber vivido realmente, no solo trabajado. Los quiero muchísimo.
¿Qué le falta en su carrera?
No me puedo quejar. Dios me ha dado salud y la oportunidad de trabajar y vivir de lo que me apasiona que es el baloncesto. Lo que me resta ahora es tratar de hacer algo bueno aquí en Europa, pero sin duda que uno de mis grandes sueños es poder pertenecer a un staff de la NBA. Pero las cosas van paso a paso. Por ahora es tratar de hacer lo mejor aquí en Europa.