Puigdemont busca “europeizar” la crisis catalana

El atrincheramiento en Bélgica del ex presidente catalán Carles Puigdemont y de otros cuatro ex altos cargos de la desarticulada Generalitat de Cataluña tuvo este martes 7 un nuevo capítulo para sus pretensiones soberanistas, cuando 200 alcaldes independentistas llegaron a Bruselas para apoyar a un Puigdemont decidido a “europeizar” la crisis catalana. Mientras el gobierno de Mariano Rajoy hace efectivo el artículo 155 en el cual asume temporalmente las competencias autonómicas catalanas, los cálculos políticos vuelven a activarse hacia otra cita electoral, los comicios autonómicos catalanes pautados para el próximo 21 de diciembre. Pero esta vez el independentismo catalán acude a las urnas políticamente dividido.

Por ROBERTO MANSILLA BLANCO

Corresponsal en España

Bruselas vivió esta martes 7 un inédito baño de soberanismo cata-lán. Unos 200 alcaldes acudieron al llamado de su ex presidente Carles Puigdemont para arropar sus pretensiones de “europeizar” la crisis catalana. Bastones de mando en alto, símbolo de sus respectivos poderes municipales, los alcaldes soberanistas demostraron que la crisis catalana está lejos de resolverse.

Todo ello tras vivirse una vorágine de sucesos rocambolescos y de tinte surrealista, que van desde la proclamación in extremis de la “República catalana independiente”, la controvertida aplicación del artículo 155 de la Constitución española por parte del gobierno de Mariano Rajoy, que establece la suspensión temporal de la autonomía catalana hasta la celebración de una nueva convocatoria electoral, pautada para el próximo 21 de diciembre; súbita huida de Puigdemont y cuatro de sus ministros a Bruselas; y detención judicial de altos cargos del ex gobierno catalán, destacando el ex vicepresidente Oriol Junqueras.

En Bruselas, Puigdemont y sus alcaldes aliados presionaron a la Unión Europea para denunciar lo que consideran fue un “golpe de Estado” por parte del gobierno de Rajoy al aplicar el artículo 155. También instaron a denunciar la represión policial acaecida en la consulta soberanista del pasado 1º de octubre (1-O).

A sabiendas de que la crisis catalana puede tener otra dimensión en pleno centro de las instituciones europeas, Puigdemont y sus aliados han activado indirectamente otra vía, haciendo uso del juego político de Rajoy: abrir la campaña electoral para las autonómicas catalanas del próximo 21 de diciembre.

El 21/D

Es precisamente esa cita electoral la que parece asumirse como un nuevo capítulo que puede arrojar una nueva etapa de una crisis que está lejos de solucionarse. Puigdemont debe presentarse esta semana ante la Audiencia Nacional española para declarar sobre los sucesos acaecidos recientemente en Cataluña. Sobre él pende una orden judicial de detención por “sedición y corrupción” del un proceso electoral considerado tanto por Madrid como por instancias internacionales como ilegal y no vinculante.

Atrincherado en Bruselas, Puigdemont ha decidido hacer campaña electoral catalana desde la propia capital europea. Difícilmente buscará tener un destino similar al de Junqueras y demás miembros de su ex gobierno, hoy en prisión. Con todo, Junqueras sí se presentará a las elecciones del 21/D, una decisión que podría abrir fisuras en las filas independentistas catalanas, propiciando un alejamiento político con Puigdemont.

Nada parece indicar que se reeditará el 21/D la solidez política establecida a través de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) antes del polémico referendo soberanista del 1-O. La coalición “Junts pel Si” parece desarticulada, debido a que sus principales miembros, el PDCat (el partido de Puigdemont), Esquerra Republicana de Catalunya (ERC, el partido del ex vicepresidente Oriol Junqueras) y el izquierdista y anticapitalista CUP no se ven persuadidos a acudir de nuevos juntos al 21/D.

Esto está provocando diversas lecturas sobre cuál será el desenlace electoral y su influencia en la crisis política e institucional. La huida de Puigdemont a Bruselas no ha sido bien vista en varios sectores políticos catalanes, a pesar del apoyo registrado este martes por parte de los 200 alcaldes en la capital belga y europea.

Toda vez, un Junqueras preso pero que no huyó y que sí asumió la responsabilidad ante la justicia española, parece estarle otorgando beneficiosos réditos preelectorales tanto a él como a su partido ERC.

El malestar principal ante esta situación se ha observado desde la CUP, cuya capitalización política del soberanismo puede tener una nueva dimensión si la eventual ruptura entre PDCat y ERC se materializa. La CUP ha mostrado su solidaridad más bien con Junqueras que con Puigdemont, lo cual pareciera intuir un posible pacto electoral entre la CUP y ERC de cara al 21/D. La decisión final de la CUP sobre cómo actuar el 21/D se decidirá este domingo a través de una asamblea general del movimiento.

Otro caso es el de Podem, franquicia catalana de PODEMOS. La polarización parece allí también estar presente. El hasta ahora líder de Podem, Albano Dante Fachin, renunció esta semana por diferencias con el líder de PODEMOS, Pablo Iglesias. Fachin lanzará una lista propia para el 21/D, otro aspecto que refuerza la percepción de atomización latente del panorama político catalán. Con anterioridad ya había sido patente el divorcio entre Podem y la CUP.

Por otro lado, la alcaldesa de Barcelona Ada Colau, líder de otra franquicia de PODEMOS, Barcelona en Comú, juega también sus cartas electorales para el 21/D.

Otros partidos minoritarios como Moviment d’Esquerres (MES), Avancem (ambos escindidos del Partido Socialista de Catalunya, PSC) e incluso Demòcrates de Catalunya (una escisión de la desaparecida Unió Democràtica de Catalunya (UDC), aparecen ahora como posibles aliados de Junqueras y del ERC.

Por su parte, el PSC se erige como un posible ganador el 21/D, a tenor de su popularidad entre diversos sectores anti-independentistas pero que ansían continuar con la autonomía catalana. Su líder, Miquel Iceta, ha sido un fuerte opositor a Puigdemont y Junqueras, tendencia que espera capitalizar en la próxima cita electoral catalana.

Rajoy busca un Plan B

Durante el surrealista desenlace provisional de la crisis catalana, Rajoy y su gobierno han apostado a dos vías: el artículo 155 y el 21/D. Pero parece poco probable que, en el caso de que en estas elecciones autonómicas ganase una nueva coalición independentista, en este caso liderada por ERC con o sin apoyo de la CUP y otros movimientos minoritarios, Rajoy no tendría una salida política inmediata a la crisis catalana.

A pesar de su prisión provisional, el gobierno parece aceptar la eventual candidatura de Junqueras para el 21/D. Pero la polarización política catalana es otro valor añadido que Rajoy busca procrear. Con la percepción de que no habrá lista unitaria entre los independentistas, está por ver si el 21/D termina erosionando a Puigdemont y abriendo la vía de su extradición judicial a España, o bien el resultado electoral termina entronizando a una nueva coalición independentista más radical en manos de ERC y la CUP.

El rechazo europeo a aceptar la soberanía de la República catalana tampoco parece ser una salida definitiva a la crisis. En su discurso en Bruselas ante los 200 alcaldes, Puigdemont lanzó un mensaje con tintes críticos hacia la Unión Europea que parece cónsono con el discurso de determinados movimientos populistas.

En un clima de confusas y tensas expectativas, la crisis catalana volverá a medir su pulso en las urnas el 21/D. Pero lo transitado desde el 1-O hasta ahora no presagia soluciones inmediatas.