ACOMPAÑA CRÓNICA: VENEZUELA CRISIS - CAR001. CARACAS (VENEZUELA), 11/10/2017.- Fotografías del 10 de octubre del 2017, de decenas de personas que hacen fila para esperar un bus de transporte público en la ciudad de Caracas (Venezuela). Los altos costos de mantenimiento, la disminución de importación de repuestos, una galopante inflación y la escasez de efectivo tienen al sistema de transporte de Venezuela en jaque, mientras la población padece los efectos de esta crisis con un pasaje inestable y largos tiempos de espera para trasladarse. EFE/MIGUEL GUTIÉRREZ

El embudo del transporte en busetas

La mayor cantidad de transporte urbano en Venezuela se hace con busetas. Debido a la distorsión de los costos y cobro, ellas son ahora “una especie en vía de extinción”.

 

Por ALEX VALLENILLA

El colapso general de la economía venezolana se refleja en las activi-dades cotidianas de los ciudadanos, luego que la administración Maduro no sólo no corrige la situación con medidas clásicas, como la de eliminar el control de cambios, el cual permanece firme, porque que permite sostener financieramente a las distintas facciones del PSUV con las divisas que entran por la vía petrolera y se obtienen a precios preferenciales. Además de que luego del pago de deuda a principios de noviembre, la merma de dólares se hace más fuerte y radicaliza la crisis. Los venezolanos, envueltos ya en la hambruna, la miseria, pobreza, desempleo y muertes por mengua sanitaria, ven todos esos males profundizados por la ausencia de divisas.

El sector del transporte público mayoritariamente colapsado, ya está arrasado por la crisis económica. Sus unidades tienen poca “vida útil”, ante el inclemente avance de precios de cauchos, repuestos, baterías y otros, además de la escasez de estos, lo que ha obligado a que la flota nacional se siga paralizando a diario. Se ha llegado a un punto que en la ciudad de Caracas, de unas 25 mil busetas necesarias para dar cobertura a la red, sólo hay unas 5 mil en funcionamiento, pero incluso ese reducido número va menguando.

Los conductores han reaccionado con exigencias de alza de precio del pasaje y eliminación del subsidio del pasaje estudiantil, lo que no recibió respuesta positiva por parte de las autoridades y los deja  agobiados por la difícil realidad económica que les toca enfrentar a diario para mantener activas sus unidades.

El costo de un pasaje urbano, ronda los 500 bolívares. La distorsión económica en Venezuela es tal, que ese monto significa 6 mil pasajeros, lo que implica 188 viajes, que si se divide en jornadas de 12 horas de trabajo, a razón de un viaje por hora y sin descanso, se necesitaría 16 días para que el chofer logre completar el dinero de lo que cuesta un solo caucho de una buseta. Al mismo tiempo, ante el monto del pasaje, personas que no tienen vehículo sólo podrían movilizarse una vez, en medio de una fuerte situación, incómoda y con retrasos, mientras que debido a los precios de la gasolina, con ese mismo monto se podría llenar dos veces el tanque de camionetas de lujo, sólo disponibles para venezolanos de altos ingresos.

Se trata por lo tanto, de una situación donde las distorsiones son evidentes.

El colapso general de Venezuela, sigue avanzando sobre actividades básicas y necesarias, como la capacidad de movilización de los ciudadanos, la cual se ha visto entorpecida en las últimas semanas y con un fuerte deterioro que cada vez se acelera más.