El estrepitoso fracaso de la revolución se hace evidente con las cifras desde 1998 al 2017

El estrepitoso fracaso de la revolución se hace evidente con las cifras: en 1998 el sueldo mínimo más bono equivalía a 250 dólares, mientras que ahora equivale a 5 dólares.

Por JOSE CURIEL

Unas pocas cifras pueden resumir la situación de pobreza, de angustia y de dolor del pueblo venezolano.        Según el CENDA, el ingreso promedio del trabajador, o sea, el salario mínimo más el bono alimentario expresado en dólares, era de un poco más de 250 dólares mensuales en 1998. Este se fue derrumbando como consecuencia de la incapacidad, la corrupción y la concepción marxista del régimen, hasta llegar hoy, noviembre del 2017 a aproximadamente 5 dólares. O sea, ¡50 VECES MENOS!

Por eso hoy unos 4,5 millones de venezolanos comen sólo una vez al día y a veces cada dos días. El 80% come sólo 2 veces al día, mientras que otros comen de la basura. Según Cáritas, 280.000 niños pueden morirse por desnutrición este año. Unido a esto, más de la mitad de los hospitales no tienen agua potable, ni realizan operaciones. Han reaparecido enfermedades antes erradicadas como la malaria y la difteria.

ACCIONES DE EMERGENCIA

El próximo gobierno democrático debe tomar medidas inmediatas, entre otras, aceptar la ayuda humanitaria ofrecida por diversos países e instituciones, que este gobierno inhumano se niega a aceptar; un plan de alimentación escolar de inmediato para combatir la desnutrición infantil y promover la asistencia escolar; impulsar un vasto plan de reconstrucción de escuelas, hospitales y vías para mejorar los servicios públicos y generar empleos rápidos; promover de inmediato la inversión privada nacional e internacional para aumentar la oferta de productos y generar empleos productivos, o sea, todo lo contrario a la política del actual régimen.

Sumado a las ya mencionadas, creo indispensable implantar en todas las instituciones educativas programas de educación cívica y  educación para el trabajo. Educación cívica para recordarnos que el país es de todos y que todos somos responsables de su futuro; de respetar las leyes, lo que implica desde no “comerse” la luz roja del semáforo hasta respetar los recursos del Estado -que el que roba dinero público está robando a todos y a cada uno de los venezolanos. Educación para el trabajo para que cada quien se sienta orgulloso de labrar su propio futuro y no seguir dependiendo de la manipulación del régimen con las necesidades de la gente. ¡Necesitamos un cambio ya!