Los ataques brutales contra la MUD en el mundo 2.0 no son casuales. Forman parte de la ciberguerra que ejecuta el pranato. Nadie es inmune. Debemos ser cuidadosos para no ser “tontos útiles” y debilitar a la oposición.
Recientemente se señaló que desde Venezuela y Rusia se había manipulado información para influir en el conflicto catalán y esto debe ponernos sobre aviso. Según un informe Freedom House unos 18 los procesos electorales han sido interferidos con “tácticas de desinformación y manipulación en línea”. Y no nos referimos a “hackear” los sistemas electorales automatizados como el venezolano.
El caso más sonado ha sido el de las recientes elecciones de los EE.UU. Desde Moscú se pagaron a varios grupos de «trolls» (perturbadores y provocadores), entre ellos «Internet Research Agency» para diseminar mensajes negativos a fin de favorecer a Trump. Se calcula que solo en Facebook esos mensajes, incluyendo 3.000 piezas propagandísticas, llegaron a 126 millones de usuarios en los últimos dos años. Además de 120.000 fotos en Instagram de «contenido vinculado a Rusia”, 131.000 mensajes en Twitter y 1.100 videos en YouTube, según el diario “The New York Times”.
Freedom House señala, entre otras interferencias, la de Filipinas, donde “trolls habrían actuado para favorecer a Rodrigo Duterte en su ascenso a la presidencia y en la aprobación a su brutal represión del narcotráfico. También en Turquía, unos 6.000 individuos habrían sido reclutados con estos fines. En el caso venezolano se señala el uso del «DoubleSwitch», donde los piratas informáticos toman control de una cuenta verificada y la usan para difundir información falsa. También esta falsa información es difundida por cuentas del régimen.
A su vez Venezuela ha sido plataforma para lanzar ataques internacionales. Según el gobierno español grupos rusos estatales y privados, así como grupos en Venezuela, se valieron de cuentas Twitter, Facebook y otros sitios de Internet para apoyar a los separatistas catalanes.
La utilización del mundo 2.0 por el pranato de manera sistemática fue anunciada por Maduro en abril pasado cuando declaró que había creado una “unidad de ciberguerra” al acusar a la empresa española Telefónica, es decir, Movilnet, de enviar mensajes masivos a favor de la oposición.
Con esa unidad es posible entender que los ataques en el mundo 2.0 a la oposición, en especial a la MUD, no son casuales. Según analistas consultados se puede rastrear una estrategia comunicacional dirigida a ir socavando apoyos a determinados grupos y partidos en la red desde el régimen. Ahora es contra Voluntad Popular y sus líderes.
Lamentablemente, en estos ataques brutales concuerdan el régimen (con sus “trolls”) y gente de la oposición, sea con buenas o malas intenciones, espontáneos o pagados. No se trata de si se está de acuerdo con lo que un grupo ha hecho sino que sobre esas diferencias se monta un ataque brutal, buscando el desprestigio de los partidos que mueven masas, procurando revivir la antipolítica como estrategia para asegurar al pranato en el poder. La estrategia es provocar ataques desde los extremos y asegurarse de que las diferencias se conviertan en barrancos insalvables. Revisen, chequen y asegúrense de lo que reciben o (re)envían en internet y no se unan al coro de denigradores de los demás opositores, no sea que terminen siendo “tontos útiles” del pranato.